Padre celestial, los últimos años parecieran haber pasado volando, y acá estamos preparándonos para la graduación de nuestro querido hijo, que no hace mucho era un bebé indefenso en nuestros brazos.
Gracias por este hijo que nos diste para que cuidáramos y protegiéramos y, mientras enfrenta el futuro, rogamos que Te acerques a él y lo guíes y lo orientes en los años por venir.
Nuestros corazones son una mezcla de distintas emociones; orgullo por sus logros y preocupación por su bienestar futuro. Sin embargo, rogamos que esta ceremonia de graduación sea un momento especial de celebración y que nada arruine la alegría y la emoción que sentimos, a pesar de los matices inevitables de aprensión.
Mientras nuestro hijo alcanza este importante hito en su vida, rogamos que lo sigas acompañando, orientando y guiando en todas las cosas. Y mientras se adentra en un mundo desconocido de responsabilidades y desafíos nuevos, lo dejamos por completo bajo Tu cuidado, y rogamos que lo acompañes. Que siga creciendo en la gracia, y acércalo cada día más a Ti. En nombre de Jesús,
Amén.
Padre celestial amado, mi corazón se inclina ante Ti con humilde y sincera gratitud por las numerosas bendiciones que me has concedido, por la vida que me has dado, y por la manera en que me has sustentado y cuidado, por lo cual Te ofrezco mi profundo agradecimiento.
Gracias por mi familia y mis amigos, mi comunidad e iglesia, y los maravillosos caminos por los que nos has guiado y orientado durante los tiempos alegres y las estaciones difíciles de la vida.
Gracias por el maravilloso mundo en el que nos has puesto y las bellezas que nos rodean, el mar, el cielo, las colinas y los valles, así como por todas las delicias que has puesto con tanta abundancia en nuestras vidas.
Sobre todo, gracias porque nos enviaste al Señor Jesús para que muriera en la cruz y así nos salvara de nuestros pecados, y porque nos cubrió con Su justicia perfecta y nos elevó para sentarnos junto a Él en lugares celestiales, cuando no merecemos más que ser castigados. Señor, no somos dignos de desatar las correas de Tu calzado, y a pesar de esto, con Tu inmensa gracia y misericordia nos has dado todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. No hay palabras que puedan expresar la gratitud que hay en mi corazón. Señor, ayúdame a ser la persona que quieres que sea. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Gracias, Señor, porque tanto me amas que enviaste a Tu Hijo unigénito para que muriera por mí en la cruz de la crueldad y fuera castigado por mis pecados. Gracias porque Él se identificó con mis pecados para que así yo pudiera identificarme con Su justicia por la gracia y mediante la fe en Cristo. Qué agradecido estoy porque, mientras todavía era un pecador perdido, Cristo murió por mí.
Qué agradecido estoy, Señor, porque me buscaste, me hallaste y me llevaste de vuelta a Tu familia, a pesar de que estaba muerto en mis pecados y enemistado contigo. Alabado sea Tu santo nombre, pues eres un Dios bondadoso y Tu benevolencia es eterna, y estaré eternamente agradecido porque eres mi Dios y yo soy Tu hijo.
Gracias porque me ayudas y me sanas. Gracias porque eres mi amparo y mi fortaleza, y gracias porque me has rodeado de personas que me aman mucho, y a quienes también amo. Señor, no merezco Tu gracia ni bondad, y aun así día a día derramas en mi regazo misericordias nuevas y abundantes y me cubres con Tus bendiciones. Alabado sea Dios, pues eres la Roca de mi Salvación. En nombre de Jesús,
Amén.
Padre celestial, estoy muy agradecido por mi trabajo, y quisiera alabarte y agradecerte por habérmelo brindado generosamente.
Gracias, pues mi trabajo me permite atender nuestras necesidades diarias, por lo cual Te alabo y Te glorifico.
Ruego poder trabajar de una manera que honre Tu nombre. Ruego que me mantengas dispuesto y capaz de cumplir todas las tareas y deberes que tenga por delante con integridad y diligencia.
Gracias por los otros trabajadores y por mis colegas, y estoy agradecido por todas las lecciones que me enseñas a través de este puesto de trabajo. Ruego que Jesús siga siendo glorificado en todo lo que diga y haga en Su nombre,
Amén.
Gracias, Padre, por Tu provisión diaria y por brindarme todo lo que necesitamos en nuestra vida y salud. Gracias, Señor, porque nuestra mesa cada día está llena de muchas cosas buenas, tal como lo has prometido, y porque atiendes fielmente todas nuestras necesidades físicas.
Perdónanos por las veces en que hemos sido infieles o hemos olvidado Tu provisión generosa; sin embargo, nunca has dejado de brindarnos el sustento que necesitamos día a día. Señor, las bendiciones que provienen de Tu mano son bondadosas y generosas, y Te damos gracias porque en Cristo no carecemos de bien alguno.
Ayúdanos a nunca olvidar que de Ti proviene toda buena dádiva, y no nos dejes dar por sentada Tu generosa provisión. Infunde en cada uno de nosotros un corazón que esté profundamente agradecido y llena nuestras bocas de alabanza y agradecimiento por nuestra comida diaria. Te damos gracias por Tu abundante suministro, y rogamos que nos sigas dando el pan diario que alimenta nuestros cuerpos. Alabado y glorificado seas, en nombre de Jesús,
Amén.
Señor Jesús, estoy muy agradecido contigo por la familia eclesial que me has dado y por el amor y el aliento que recibo de cada uno de sus integrantes.
Te bendigo y Te agradezco porque todos somos integrantes de Tu cuerpo, y porque nos apoyamos el uno al otro en el sufrimiento y en la alegría, así como en la salud y en la enfermedad. Qué maravilloso es saber que somos uno solo en Cristo y que tenemos la unidad del Espíritu a través del vínculo de la paz y del amor.
Oro por la familia eclesial en general y ruego que Te reúnas con cada uno de ellos en su momento de necesidad. En particular, he traído ante Ti a nuestros hermanos y hermanas en Cristo que han sido rechazados por sus propios familiares debido a su fe en el Señor Jesús. Estoy muy agradecido porque los brazos amorosos dentro del cuerpo de Cristo se extienden a los cuatro rincones del mundo.
Manten nuestro vínculo de la unidad, y que Cristo sea ensalzado en cada uno de nuestros corazones. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Gracias, Padre, por Tu bondad y misericordia hacia mí, que se renuevan cada mañana, y por Tus maravillosas respuestas a mis oraciones, por lo cual alabo y glorifico Tu nombre.
Gracias porque puedo acceder al trono de gracia a hallar misericordia y gracia que me ayuden en mi momento de necesidad, y día a día Te alabo y Te agradezco porque escuchas y respondes las plegarias de mi corazón y atiendes todas mis necesidades conforme a las riquezas de Tu gloria.
Gracias, Señor, por las cosas sencillas de la vida que a menudo no valoramos; el sol y las estrellas, las flores y los árboles, nuestra comida y vestimenta diarias, mi hogar y mi familia, y la paz y el júbilo que se obtienen al conocerte.
Gracias también por participar en mis sufrimientos y alegrías, y por la gracia suficiente que día a día recibimos. Y gracias, Señor, porque moriste por mí en la cruz como mi Redentor, y pagaste el precio de mis pecados para que yo pudiera tener Tu vida y vivir junto a Ti en el cielo para siempre. Que mi corazón esté realmente agradecido, y hazme vivir de manera de complacerte, honrarte y glorificarte. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Querido Señor Jesús, gracias por mi Mamá y por todo el amor y la paciencia que durante toda mi vida me ha dado incansablemente. Estoy muy agradecido por ella y, aunque no siempre le demuestro lo mucho que la amo, quisiera darte gracias con todo el corazón por haberme bendecido con mi querida madre.
Gracias por todos los sacrificios que ha hecho por mí en tantas ocasiones, y porque pareciera que nunca se preocupa de sus propias necesidades, sino que intenta siempre hacer lo que es mejor para mí. Y también estoy muy agradecido por las plegarias que día a día hace por mí, pues sé que han sido fundamentales para mantenerme firme cuando podría haberme descarriado.
Ruego que bendigas de manera especial a mi Mamá y la cuides, la protejas y le des buena salud. Llénala de Tu consuelo y júbilo, y que se acerque cada vez más a Ti en los años por venir. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Querido Señor, mientras miro el pasado, quisiera agradecerte por todos los maestros que has puesto en mi senda y por la maravillosa manera en que muchos de ellos me han influenciado de manera positiva a través de las páginas de mi vida.
Gracias por la perspectiva de la vida que algunos de ellos me han dado y porque me han alentado a explotar mi potencial interno para que así mis talentos y dones ocultos florecieran y brotaran en beneficio de los demás y en Tu gloria.
Gracias por aquellos que me ayudaron a enfocarme en una tarea específica, por muy tediosa que fuera, sabiendo que sido capaz de lograr metas y objetivos que aparentemente eran inalcanzables.
Gracias por los maestros que me enseñaron sobre la compasión y me hicieron alcanzar un conocimiento salvador del Señor Jesucristo, y gracias por aquellos que profundizaron mi vida cristiana y que incluso me corrigieron cuando comencé a desviarme de la verdad.
Ruego que me uses para ser un maestro y alentar a las personas que pongas en mi senda. Hazme cumplir de manera fiel Tu mandamiento de amar tal como Cristo nos amó y ofrecerte mi vida como un sacrificio de agradecimiento y alabanza. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Querido Padre celestial, cuánto Te agradezco y Te alabo por mis padres, que me han amado y cuidado de manera fiel y desinteresada. Estoy muy agradecido de ser su hijo y porque decidiste que formara parte su familia.
Sé que a menudo no los he valorado y no los he ayudado como corresponde; sin embargo, su constante amor y apoyo durante toda mi vida se ha convertido en un maravilloso ejemplo de paternidad/maternidad, y estoy muy agradecido con ambos.
Ruego que Te acerques a ellos y los rodees con Tus brazos amorosos. Bendícelos con salud y alegría, y sé una torre de fortaleza para ellos mientras envejecen. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Padre, Te ofrecemos nuestro profundo agradecimiento y alabanza por el ejército de voluntarios que han ofrecido de manera silenciosa pero fiel sus servicios para el bienestar de los demás.
Rogamos que bendigas de manera especial a cada uno de ellos, pues sabemos que son héroes no reconocidos que reciben poco agradecimiento por su valioso aporte y que a menudo no son valorados por aquellos a quienes sirven voluntariamente.
Atiende sus necesidades y protégelos de aquellos que podrían intencional o inconscientemente explotar su generosidad. Rogamos en nombre de Jesús,
Amén.
Señor Jesús, estoy muy emocionado porque llegó el momento de mi ceremonia de graduación, y quisiera dejar este día en Tus manos y rogarte que Te mantengas cerca de mí. Dame Tu paz perfecta y profunda alegría durante toda la ceremonia.
Gracias, Señor, por haberme dado esta maravillosa oportunidad de estudiar, alcanzar mis metas educacionales y adquirir experiencia de vida valiosa, que ruego que me preparen para los días por venir.
Gracias por haberme dado el enfoque y la orientación para terminar con éxito mis estudios, y ruego que me des la determinación para adentrarme en la vida y confiar mi futuro en Tus manos, pues sé que Tu plan para mi vida es la senda que debo tomar.
Señor, siento que este es el primer día de todo mi futuro, y quisiera que ocupes una posición central en mi vida. Te doy muchas gracias porque siempre has estado ahí para ayudarme hasta este momento de mi vida, y ruego que me orientes y me guíes en los días por venir. En nombre de Jesús,
Amén.
“No tengo mayor gozo que éste: oír que mis hijos andan en la verdad.”
Amante Padre celestial, levanto las manos ante Ti para agradecerte por mi hogar y por la familia que con tanto amor me has dado.
Señor, has llenado nuestro hogar de muchas bendiciones. E incluso cuando los tiempos han sido complicados y las circunstancias de la vida han sido muy difíciles, me has bendito con una familia amorosa, la cual cada día se vuelve una bendición más grande. Cuánto Te agradezco, Señor Jesús, y bendigo Tu santo nombre.
Gracias, Señor, por mis padres que me han brindado tanto apoyo, no solo en mis primeros años, sino que también durante mi adultez. Ruego que bendigas a ambos y también a mis otros parientes, a mis tíos y tías, hermanas y hermanos, sobrinos y sobrinas, primos y abuelos. Todos ellos han sido una bendición especial.
En particular, Te doy gracias por mi cónyuge y por la alegría de haber visto a nuestros hijos nacer en este mundo y convertirse en adultos responsables. Y también, Señor, por el milagro de haber presenciado el nacimiento de mis queridos nietos. Qué alegría ha sido, y cuánto Te alabo por Tu bondad y misericordia hacia mí.
Señor, gracias por todos los que forman parte del cuerpo más amplio de Cristo, mis hermanos y hermanas de todo el mundo, que se han convertido en una parte fundamental de mi familia eterna. Gracias por la maravillosa alegría de saber que en los días por venir nos uniremos en amor contigo en lugares celestiales, cuando nuestros cuerpos glorificados reciban la eternidad. No hay palabras que basten para expresar la gratitud que siento, Señor, pero Te doy gracias. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Padre celestial, qué bondadoso eres al haber traído a mi vida a todos mis amigos queridos, los cuales se han vuelto muy especiales para mí de una forma singular y única.
Me siento muy bendecido de que me rodeen tantas personas a las que quiero y amo, sabiendo que ellos también me quieren y me aman. Y gracias por el apoyo que a menudo he recibido de distintas personas durante aquellos momentos de dificultad y dolor.
Gracias también por las lecciones valiosas que he aprendido a pesar de que algunas han sido muy difíciles; sin embargo, a través del amor, el apoyo y el aliento de mis amigos, he podido crecer espiritual y emocionalmente, y adquirir sabiduría e inteligencia de muchas maneras importantes.
Ayúdame a ser el amigo que siempre está dispuesto a ayudar a los demás. Un oído que escuche, una mano que ayude y un corazón que consuele. Y ayúdame a crecer en la gracia y el conocimiento de Jesús, para poder ser Sus manos, Sus oídos, Su corazón y Su consuelo para todas las personas queridas que has puesto en mi vida. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Oh Señor Dios nuestro, qué alegría abrir los ojos en la mañana y recordar toda Tu bondad hacia nosotros y los numerosos dones y virtudes que disfrutamos día a día.
Gracias por refugiarnos del frío y por el descanso y la renovación que obtenemos con una buena noche de descanso. Gracias por la alegría de poder abrir los ojos a un nuevo día, donde Tus misericordias se renuevan cada mañana. Qué Dios tan maravilloso y fiel eres.
Gracias por mi salud y por mi hogar. Gracias por mi familia y por mis amigos. Gracias por las numerosas buenas dádivas que Te ha complacido conceder a todos Tus hijos. Oh, gracias porque eres mi Padre y porque Jesucristo es mi Salvador. Y gracias, Señor, porque el Espíritu Santo habita en mí para guiarme, orientarme, consolarme y ayudarme. Jamás estoy solo, ya que Tú siempre estás a mi lado. Alabado sea Tu santo nombre por todas las buenas dádivas que me has dado con tanta generosidad y en tanta abundancia. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Gracias, Señor, por haberme bendecido con un amigo tan valioso y por la alegría mutua y la amistad que compartimos. Qué maravilloso privilegio es poder compartir buenos momentos y apoyarnos mutuamente cuando el sufrimiento o las dificultades invaden nuestras vidas.
Gracias por el maravilloso amor, la preocupación y el aliento que nos damos el uno al otro, y Te alabo y Te agradezco, Padre, porque eres un Dios relacional Que conoce la importancia de las amistades estrechas y de las relaciones íntimas especiales que enriquecen nuestras vidas, elevan nuestros corazones y renuevan nuestros espíritus.
Ruego que nos acerques el uno al otro. Fortalece nuestro ser interior para así crecer juntos en la gracia y el conocimiento de Ti. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Gracias, Señor Jesús, porque tanto me amas que viniste a la tierra a sufrir y morir para que así yo pudiera ser salvado por la gracia y mediante la fe en Ti. No hay palabras que puedan expresar la profunda gratitud y amor que siento, pues sé lo mucho que me amas.
Mientras contemplo la vastedad de Tu creación y me doy cuenta de la enormidad de Tu persona, me sorprende que Te preocupes de mí. ¿Cómo es posible que hayas muerto por mí cuando estaba muerto en mis pecados y enemistado con Dios?
Gracias, pues día a día me cuidas y me levantas cuando estoy débil y asustado. Gracias porque has prometido siempre acompañarme. Señor Jesús, Tu bondad es infinita, y también lo es mi amor y gratitud por todo lo que eres para mí. Alabado sea Tu nombre por los siglos de los siglos,
Amén.
Padre, quisiera levantar las manos y alzar mi voz para adorarte en agradecimiento y alabanza por la bondad y benevolencia que día a día derramas abundantemente en mí.
Gracias porque minuto a minuto y día a día me brindas Tu gracia, y ruego que hagas brotar en mí una profunda gratitud y un corazón que reconozca la paciencia con la que actúas en tantos ámbitos de mi vida.
Señor, estoy muy agradecido contigo, y ruego que mantengas mi corazón lleno de agradecimiento por todo lo que has hecho por mí. Haz brotar en mí una gratitud piadosa, para así jamás dejar de alabarte por Tu bondad y misericordia hacia mí y hacia todas las personas.
Enséñame a reconocer que todos mis dones y virtudes son obra de Tu benevolencia hacia mí, y nunca me permitas dejar de levantar las manos y alzar mi voz en agradecimiento por todo lo que haces en mi vida. Ruego que el Señor Jesús sea glorificado,
Amén.