Gracias, Padre, por Tu provisión diaria y por brindarme todo lo que necesitamos en nuestra vida y salud. Gracias, Señor, porque nuestra mesa cada día está llena de muchas cosas buenas, tal como lo has prometido, y porque atiendes fielmente todas nuestras necesidades físicas.
Perdónanos por las veces en que hemos sido infieles o hemos olvidado Tu provisión generosa; sin embargo, nunca has dejado de brindarnos el sustento que necesitamos día a día. Señor, las bendiciones que provienen de Tu mano son bondadosas y generosas, y Te damos gracias porque en Cristo no carecemos de bien alguno.
Ayúdanos a nunca olvidar que de Ti proviene toda buena dádiva, y no nos dejes dar por sentada Tu generosa provisión. Infunde en cada uno de nosotros un corazón que esté profundamente agradecido y llena nuestras bocas de alabanza y agradecimiento por nuestra comida diaria. Te damos gracias por Tu abundante suministro, y rogamos que nos sigas dando el pan diario que alimenta nuestros cuerpos. Alabado y glorificado seas, en nombre de Jesús,
Amén.