Gracias, Padre, por el don del Espíritu Santo que habita en mí, y Que testifica con nuestro espíritu que somos Tus hijos.
Gracias por Su obra constante en cada una de nuestras vidas, y gracias porque nos ha dado vida, nos ha establecido en Cristo, nos ha puesto Su sello, nos ha puesto en Su cuerpo y, como piedras vivas, nos edifica hábilmente como templo sagrado del Señor.
Gracias, Padre, porque Tu Espíritu nos enseña todas las cosas, nos guía hacia toda la verdad, es capaz de purificar nuestros corazones y limpia nuestras mentes cuando Le entregamos cada pensamiento capturado de manera voluntaria.
Señor, Te doy gracias porque, sin importar las dificultades y los peligros que inunden nuestros corazones e invadan nuestras vidas, nada puede separarnos de Tu amor y gracia.
Ruego que nos des la fortaleza suficiente que has prometido a todos tus hijos que enfrentan problemas y peligros, y nunca nos dejes olvidar que el que habita en cada uno de Tus hijos es más poderoso que el enemigo que está en el mundo. Dótanos de fortaleza y fuerza espiritual mientras enfrentamos el futuro, con la profunda certeza de que tenemos un hogar celestial reservado para nosotros en el cielo. En nombre de Jesús,
Amén.
Padre celestial, Te damos gracias porque a través de Tu Espíritu hiciste que se escribieran todas las Sagradas Escrituras para nuestro aprendizaje.
Gracias, pues Tu palabra puede brindarnos toda la sabiduría que necesitamos, lo cual nos ha permitido alcanzar una fe salvadora en Cristo y reconciliarnos con Dios. Gracias también porque, con el poder de Tu Espíritu Santo, has prometido guiarnos hacia toda la verdad. Enséñanos todo lo que necesitamos saber, y rogamos que nos enseñes a vivir de manera piadosa en Jesucristo.
Permítenos aplicar Tu Palabra en nuestros corazones mediante la fe, para que con Tu Espíritu podamos llevar a cabo la buena obra que nos has encomendado, a través de Tu poder y en Tu gloria. Ayúdanos a atesorar Tu Palabra en nuestros corazones y a meditar sobre ella de día y de noche, pues sabemos que todas las Sagradas Escrituras se inspiran en Tu Espíritu y son dignas de ser regañadas, corregidas y reformadas en nombre de la justicia.
Que la Palabra de Cristo habite con abundancia en nosotros y, con el poder de Tu Espíritu, busca en las profundidades internas de nuestros corazones y mentes para que descubras cualquier área que no Te complazca, y permítenos corregirla, para Tu gloria y alabanza. En nombre de Jesús,
Amén.
Gracias, Padre, porque a través de Tu Espíritu hiciste que se escribieran todas las Sagradas Escrituras para nuestro aprendizaje. Ruego que, con el poder de Tu Espíritu, me enseñes a leer, apreciar, aprender y digerir en mi corazón todas las verdades que contienen sus páginas.
Haz brotar en mí un corazón que se deleite en Tu Palabra, una mente que retenga su verdad y la voluntad de aplicar todas las lecciones importantes que contiene.
Dame sabiduría y discernimiento para reconocer cualquier perversión de las Sagradas Escrituras o cualquier enseñanza falsa con la que me pueda topar, y ayúdame a no tomar la senda equivocada y a no dejarme llevar por argumentos persuasivos, sino ayúdame siempre a que me guíe Tu Palabra de verdad, tal como has prometido a todos los que aman Tu Palabra.
Concédeme valentía y gracia para predicar Tu Palabra de verdad ante todos los que hoy se crucen por mi senda, y ruego que, con Tu fortaleza, pueda predicar Tu palabra de verdad y amor. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Dios Padre, me deleito en hacer Tu voluntad, y ruego que me enseñes cada día más a caminar mediante el espíritu. Tu Palabra nos asegura que si caminamos en el espíritu, no seguiremos la lujuria de la carne y caminaremos conforme a la voluntad del Padre y viviremos en perfecta sumisión al Espíritu Santo que habita en nosotros.
Ruego que mantengas mis ojos puestos en Jesús, me hagas caminar en espíritu y en verdad y me hagas confiar en Ti con todo el corazón. Ruego poder buscar Tu rostro en todas las cosas, escuchar Tus gentiles ordenanzas y responder a Tu suave susurro de conciencia. Ayúdame a vivir una vida piadosa donde considere que los demás son mejores que yo mismo.
No me dejes involucrarme en ningún tipo de conflicto, más bien hazme manifestar una actitud de gracia y paciencia que solo de Ti proviene.
Enséñame día a día a caminar en el espíritu, a vivir en el espíritu y a orar en espíritu y en verdad. Querido Señor, úsame conforme a Tu voluntad para promover Tu reino, de manera de alabarte y glorificarte. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Padre Celestial, ayúdame a ver al Espíritu Santo de manera diferente; como una extensión de Dios en el mundo. Gracias por Su presencia, poder y comunión. Déjame conocerlo hoy con mayor profundidad. En nombre de Jesús,
Amén.
Señor, llévame a una comunión contigo que solo se enriquezca y se vuelva más formidable cuanto más dure. Gracias por el Espíritu Santo Que vive en mi interior, y que me consuela, enseña, corrige y guía. Permíteme escuchar al Espíritu Santo y conocerte con mayor profundidad a través de Él. En nombre de Jesús,
Amén.
Espíritu Santo, líbranos de nuestra ignorancia. Me inclino ante Ti y ruego que sanes nuestros oídos sordos.
Amén.
Padre celestial, cuánto bendigo Tu santo nombre por la maravillosa obra que Tu Espíritu Santo hace en la vida de cada uno de Tus hijos mientras nos amoldas y nos conviertes en las personas que quieres que seamos.
Gracias por la obra de convencimiento que hiciste en mi vida y por el proceso de maduración que continúa hasta el día de hoy, mientras me entrego a Tu constante enseñanza, instrucción y programa correctivo en mi interior. Ruego que día a día me ayudes y me orientes, y me enseñes todas las lecciones que deseas enseñarme, mientras sigues consolándome y corrigiéndome.
Hazme estar dispuesto a aprender todo lo que me quieres enseñar, y hazme cada vez más sensible a Tus advertencias y ordenanzas.
Ruego que me des oídos para escuchar Tu suave susurro y un corazón que esté dispuesto a tomar la senda que has elegido para mí. Hazme estar dispuesto a ir adonde Tú me lleves, hacer lo que Tú quieres que haga y renunciar a las cosas que decidas eliminar de mi vida, incluso si no lo comprendo.
Ruego que, con la fortaleza de Tu Espíritu, me enseñes a decir: "Hágase Tu voluntad, sin importar el costo", y me des la valentía para aceptar Tu voluntad para mi vida. Ruego en el hermoso nombre de Jesús,
Amén.
Padre celestial, cuánto Te agradezco por mi salvación, que me brindaste como una dádiva de gracia mediante la fe en el Señor Jesús. Gracias también porque Tu Espíritu Santo me ha dado vida en Él y me ha hecho parte de la familia de Dios y del cuerpo de Cristo.
Gracias, pues Él me ha sellado como propiedad Suya y ha hecho su morada en mi corazón, para así empoderarme en mi senda espiritual, mientras de a poco me transforma a la hermosa imagen del Mismísimo Señor Jesucristo.
Ruego que el Espíritu Santo me guíe y me oriente en todas las cosas, y que me enseñes a escuchar las gentiles ordenanzas de Su voz mientras leo Tu Palabra o hablo contigo en oración.
Dame gracia para reconocer Su suave susurro mientras cada día estudio las Sagradas Escrituras, y bríndame la sabiduría que necesito para distinguir Tus incitaciones espirituales a través de cristianos piadosos que podrían ofrecerme orientación o consejos.
Hazme mantener un corazón abierto y ayúdame a desarrollar un espíritu enseñable, y ruego poder tomar Tus caminos y vivir una vida que Te complazca y que glorifique a mi Padre que está en los cielos. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Padre celestial, cuánto Te agradezco porque, a través de la fe en el Señor Jesús, Tu Espíritu Santo me da dado vida en Él y me ha puesto en la familia de Dios y en el Cuerpo de Cristo.
Gracias, pues Él me ha sellado como propiedad Suya y ha hecho su morada en mi corazón, para así empoderarme en mi senda espiritual, mientras de a poco me transforma a la hermosa imagen del Mismísimo Señor Jesucristo. Ruego que el Espíritu Santo me guíe y me oriente en todas las cosas, y que me enseñes a escuchar las gentiles ordenanzas de Su voz mientras leo Tu Palabra o hablo contigo en oración. Dame gracia para reconocer Su suave susurro mientras cada día estudio las Sagradas Escrituras, y bríndame la sabiduría que necesito para distinguir Tus incitaciones espirituales a través de cristianos piadosos que me ofrezcan orientación o consejos.
Hazme mantener un corazón abierto y ayúdame a desarrollar un espíritu enseñable, y ruego poder tomar Tus caminos y vivir una vida que Te complazca y que glorifique a mi Padre que está en los cielos. Ruego en nombre de Jesús, Amén.
Querido Padre que estás en los cielos, llevo mucho tiempo a la deriva en mi senda espiritual y sé que necesito un llamado de atención espiritual. Ruego que, con Tu gracia, me ayudes a despertarme de este letargo espiritual y alejarme de toda pereza e indiferencia espiritual que haya manifestado hacia Ti. Ruego que vuelvas a encender las brasas de mi fe, esperanza, confianza y obediencia.
Cuánto Te alabo y Te agradezco porque, con Tu gracia, enviaste a Tu Espíritu Santo para que habitara en mi corazón, y porque mi cuerpo ahora se ha convertido en un templo santo de Dios. Perdóname, Señor, por las veces en que he ignorado esta verdad y no la he puesto en práctica en mi vida.
Perdóname por las muchas veces en que debí haber acongojado o apagado Tu obra en mi vida, y ruego que renueves la firmeza de mi espíritu. Señor, ayúdame a renunciar a mi actitud negligente e indiferente, y hazme crecer en la gracia y el conocimiento de Ti, pues sé que esta es Tu voluntad para la vida de cada uno de Tus hijos.
Sostenme con la diestra de Tu justicia y manten mis ojos siempre puestos en Jesús, Que es el autor y consumador de mi fe. Ruego en Su nombre, Que murió por mí para que yo pudiera vivir con Él en gloria,
Amén.
Gracias, Padre, porque durante casi toda mi vida me has enseñado el principio de la espera, y ruego que sigas haciéndolo. Oh Señor, muchas veces en mi vida he rogado que, con Tu gracia, me brindes una paciencia gentil y divina que no intente apresurar el proceso de Tu cosecha espiritual, sino que espere a que la semilla plantada germine y crezca.
Y a pesar de esto, me sigue invadiendo la impaciencia de ver Tu obra terminada. Gracias por la imagen bíblica de la Palabra de Dios, en la cual un granjero espera con paciencia y expectación a que la semilla brote y crezca, como la lluvia temprana y tardía cae a su debido tiempo y como el sol emite sus cálidos rayos sobre los cultivos en letargo.
Ayúdame cada vez más a aplicar esta expectación paciente en mi vida, donde la esperanza no muera y la paciencia no degenere en desesperación.
Ruego que no me dejes rendirme, sino otórgame, Padre mío, paciencia y resiliencia y hazme entregarme de manera pasiva a Tu voluntad perfecta en cada ámbito de mi vida.
Hazme decir con alegría: "Hágase Tu voluntad", y sin importar si decides revelar o no la respuesta final a mi oración perseverante, ruego poder descansar satisfecho, sabiendo que haces bien todas las cosas. Ruego en nombre de Jesús y por Su gloria,
Amén.
Oh, Señor, no me dejes apagar el poder del Espíritu Santo por negligencia. En lugar de eso, ayúdame a conocer Su comunión íntima.
Amén
Gracias, Padre, por tan divina presencia y todas sus implicaciones. Gracias, pues aquella comunión, unión y poder me pertenecen cuando el Espíritu Santo habita en mí.
Amén.
Padre celestial, perdóname por el tiempo que he estado lejos de Ti y porque me he preocupado de mis propios deseos y necesidades. Perdóname por las veces en que Te he buscado solamente cuando tengo problemas o cuando me he dado cuenta de que necesito algo.
Gracias, Padre, porque eres fiel y porque escuchas siempre mis oraciones, incluso cuando sé que no Te he sido fiel.
Gracias, Padre, pues permaneces fiel a Tu Palabra y a Tus hijos, por lo cual Te alabo y Te adoro. Ruego que renueves mi espíritu. Revitaliza mi confianza y mi fe en Ti, para así servirte como lo mereces, con un corazón humilde y con obediencia voluntaria. Que las aguas de vida vivifiquen mi alma seca y polvorienta, y ruego que me vuelvas a poner junto a Tus aguas tranquilas y junto a la fuente refrescante.
Vuelve a encender dentro de mí una chispa de asombro por Quién eres y enciende una llama de amor en mi corazón, pues se ha atenuado y ahora solo parpadea, ya que eres mi Dios, y has redimido mi vida del abismo y has puesto mis pies sobre la roca de mi salvación. Ruego que me rescates del desierto árido y de la sequedad espiritual en que he deambulado, y guíame por la senda que quieres que tome.
Despierta en mí el fervor espiritual que solo de Ti proviene, para así, a partir de hoy, preocuparme de las cosas que deleitan Tu corazón y llevar a cabo Tus planes y propósitos en mi vida y en la vida de los que me rodean. Ruego en nombre de Jesús, Amén.