Querido Padre que estás en los cielos, llevo mucho tiempo a la deriva en mi senda espiritual y sé que necesito un llamado de atención espiritual. Ruego que, con Tu gracia, me ayudes a despertarme de este letargo espiritual y alejarme de toda pereza e indiferencia espiritual que haya manifestado hacia Ti. Ruego que vuelvas a encender las brasas de mi fe, esperanza, confianza y obediencia.
Cuánto Te alabo y Te agradezco porque, con Tu gracia, enviaste a Tu Espíritu Santo para que habitara en mi corazón, y porque mi cuerpo ahora se ha convertido en un templo santo de Dios. Perdóname, Señor, por las veces en que he ignorado esta verdad y no la he puesto en práctica en mi vida.
Perdóname por las muchas veces en que debí haber acongojado o apagado Tu obra en mi vida, y ruego que renueves la firmeza de mi espíritu. Señor, ayúdame a renunciar a mi actitud negligente e indiferente, y hazme crecer en la gracia y el conocimiento de Ti, pues sé que esta es Tu voluntad para la vida de cada uno de Tus hijos.
Sostenme con la diestra de Tu justicia y manten mis ojos siempre puestos en Jesús, Que es el autor y consumador de mi fe. Ruego en Su nombre, Que murió por mí para que yo pudiera vivir con Él en gloria,
Amén.