Padre celestial, perdóname por el tiempo que he estado lejos de Ti y porque me he preocupado de mis propios deseos y necesidades. Perdóname por las veces en que Te he buscado solamente cuando tengo problemas o cuando me he dado cuenta de que necesito algo.
Gracias, Padre, porque eres fiel y porque escuchas siempre mis oraciones, incluso cuando sé que no Te he sido fiel.
Gracias, Padre, pues permaneces fiel a Tu Palabra y a Tus hijos, por lo cual Te alabo y Te adoro. Ruego que renueves mi espíritu. Revitaliza mi confianza y mi fe en Ti, para así servirte como lo mereces, con un corazón humilde y con obediencia voluntaria. Que las aguas de vida vivifiquen mi alma seca y polvorienta, y ruego que me vuelvas a poner junto a Tus aguas tranquilas y junto a la fuente refrescante.
Vuelve a encender dentro de mí una chispa de asombro por Quién eres y enciende una llama de amor en mi corazón, pues se ha atenuado y ahora solo parpadea, ya que eres mi Dios, y has redimido mi vida del abismo y has puesto mis pies sobre la roca de mi salvación. Ruego que me rescates del desierto árido y de la sequedad espiritual en que he deambulado, y guíame por la senda que quieres que tome.
Despierta en mí el fervor espiritual que solo de Ti proviene, para así, a partir de hoy, preocuparme de las cosas que deleitan Tu corazón y llevar a cabo Tus planes y propósitos en mi vida y en la vida de los que me rodean. Ruego en nombre de Jesús, Amén.