Padre celestial, ruego que me des la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, la valentía para modificar las cosas que puedo y la sabiduría piadosa para conocer la diferencia entre ambas.
Ruego que mi corazón se llene de la serenidad, la calma y la tranquilidad que solo pueden alcanzar aquellos que confían por completo en Ti y que se someten a la orientación de Tu Espíritu Santo.
Gracias por brindarme el Espíritu de la paz que habita en mí, y ruego que me uses como un instrumento de consuelo y gracia mientras permanezco completamente sometido a Ti. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Padre, Tu Palabra nos recuerda: "Cuán hermosos son los pies de los que predican el evangelio de la paz". Ruego que en Cristo pueda usar las sandalias de la serenidad y tomar la senda de la paz.
Ayúdame a tener una mentalidad espiritual y a caminar como es digno del llamamiento que he recibido. Déjame actuar con un corazón humilde y un espíritu dócil, y ayúdame a vestirme de paciencia y bondad, y a poner las necesidades de los demás por encima de las mías.
Ruego que, con Tu fortaleza, mi vida manifieste el fruto de la justicia y de la gracia, y ayúdame en todas las cosas a mantener la unidad del Espíritu a través del vínculo de la paz, para Tu gloria y alabanza. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Amante Señor, eres nuestro firme Salvador y nuestro amigo compasivo, y Te doy gracias por todo lo que has hecho en mi vida. No siempre Te he priorizado en mi vida, por lo me ha hecho falta cada vez más Tu paz y serenidad.
Señor, quiero volver a estar en comunión contigo, pues solo al permanecer en Tu amor puedo guardarme en Tu perfecta paz y sentir la seguridad y serenidad de ser Tu hijo.
Devuélveme la serenidad de saber que me acompañas en todas las vueltas de la vida y que me amas y me cuidas de forma incondicional mientras enfrento un futuro desconocido.
Alabado sea Tu nombre por los siglos de los siglos.
Amén.
Querido Señor Jesús, concédeme la serenidad de saber que Tú tienes el control de mi vida, la capacidad de descansar en Tu amor y la sabiduría para vivir un día a la vez, con la firme certeza de que nada puede arrebatarme de Tus brazos ni tampoco de las manos de mi Padre celestial.
Ruego poder abordar las dificultades de la vida con una calma que solo de Ti proviene, pues sé que has prometido brindar a todos Tus hijos la paz perfecta que sobrepasa todo entendimiento, y ruego que, sin importar los peligros o las tentaciones que se crucen por mi camino, pueda encomendar mi vida por completo en Tus manos, sabiendo que nada puede tocarme sin que Tú lo hayas permitido.
Ruego que me concedas la serenidad de una vida que Te entrego a partir de hoy y por la eternidad. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Querido Dios Padre, a veces me agito y me preocupo, me enfado y sufro, y me doy cuenta de que alimento diversos dolores y preocupaciones, lo cual me impide habitar en Ti, acceder a Tu paz y descansar en Tu amor.
Señor, sé que muchas veces he reaccionado de manera impía y he herido a los demás y a mí mismo. Concédele serenidad a mi corazón, para así confiar en Ti en cada ámbito y actividad de mi vida, y ayúdame a mantener mis pensamientos enfocados en Ti, de manera de experimentar la paz perfecta que solo proviene de lo alto.
Perdóname por las veces en que he intentado ser independiente de Ti en lugar de confiar en Tu palabra y depender solo de Ti. Ruego que me mantengas humilde ante Tu trono de gracia, y dale paz y serenidad a mi corazón.
Déjame estar dispuesto a confiar en Ti en cada ámbito de mi vida y dame la certeza interna de que tienes el control absoluto, así como la serenidad espiritual para manifestar Tu paz en mi vida. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Gracias, Padre, porque el Señor Jesús es mi serenidad y mi paz. Gracias porque a través de Él puedo depositar en Tus manos todas las preocupaciones, el estrés mental y las inquietudes que eclipsan mi corazón, pues has prometido que Te ocuparás de todas nuestras cargas si tan solo ponemos todas nuestras ansiedades sobre Tus hombros.
Gracias, Padre, porque el Señor Jesús es el Pacificador celestial, y ruego que la paz perfecta de Dios y la serenidad suprema del Señor Jesús gobiernen mi corazón y mi mente, de manera que rebosen en la vida de todos aquellos con los que hoy tenga contacto. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.