Amante Señor, eres nuestro firme Salvador y nuestro amigo compasivo, y Te doy gracias por todo lo que has hecho en mi vida. No siempre Te he priorizado en mi vida, por lo me ha hecho falta cada vez más Tu paz y serenidad.
Señor, quiero volver a estar en comunión contigo, pues solo al permanecer en Tu amor puedo guardarme en Tu perfecta paz y sentir la seguridad y serenidad de ser Tu hijo.
Devuélveme la serenidad de saber que me acompañas en todas las vueltas de la vida y que me amas y me cuidas de forma incondicional mientras enfrento un futuro desconocido.
Alabado sea Tu nombre por los siglos de los siglos.
Amén.