Querido Señor Jesús, concédeme la serenidad de saber que Tú tienes el control de mi vida, la capacidad de descansar en Tu amor y la sabiduría para vivir un día a la vez, con la firme certeza de que nada puede arrebatarme de Tus brazos ni tampoco de las manos de mi Padre celestial.
Ruego poder abordar las dificultades de la vida con una calma que solo de Ti proviene, pues sé que has prometido brindar a todos Tus hijos la paz perfecta que sobrepasa todo entendimiento, y ruego que, sin importar los peligros o las tentaciones que se crucen por mi camino, pueda encomendar mi vida por completo en Tus manos, sabiendo que nada puede tocarme sin que Tú lo hayas permitido.
Ruego que me concedas la serenidad de una vida que Te entrego a partir de hoy y por la eternidad. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.