Querido Dios Padre, muchos matrimonios fracasan y devastan relaciones, destruyen vidas y acongojan corazones. Por tanto, hoy quiero orar por todos aquellos que luchan con una relación marital que se desmorona, y ruego que Tu toque sanador se pose sobre todos aquellos que enfrentan la separación o incluso el divorcio. Te pido que, con Tu misericordia, tengas piedad y, con el poder de tu mano, permitas que estas vidas destruidas se reconstruyan.
Oro por todos aquellos que tienen una relación marital, y ruego que fortalezcas el vínculo de amor y unidad entre ellos, de forma que su relación se fortalezca cada año más. Que el perdón, la gracia, la paciencia y la paz florezcan en su corazón y se conviertan en el fruto del Espíritu en sus vidas, y que cada esposo y esposa pongan las necesidades del otro por encima de las suyas.
Ruego que formes relaciones maritales saludables que se fundamenten en principios bíblicos, donde sus vidas giren en torno a Jesús y que Él sea el cimiento que sustente su matrimonio. Que los corazones quebrantados y las familias destruidas se reúnan en el amor de Jesús, y que sus hijos se levanten y llamen "benditos" a sus padres al ver que honran a su Salvador, Jesucristo. En nombre de Jesús,
Amén.
Padre celestial, he traído ante Ti esta relación cada vez más difícil en la que me encuentro, y ruego que, con Tu gracia, pueda estar dispuesto a aprender las lecciones que quieres enseñarme durante este tiempo problemático. Señor, sé que las relaciones no siempre son fáciles, pero al parecer hemos caído en un ciclo constante de hostilidad y acusaciones. Perdóname por el papel que he desempeñado al desarrollar esta amargura y antipatía entre nosotros, y ruego que nos ayudes a arrepentirnos de esta actitud errónea, y me alejes de inmediato de mis reacciones naturales y carnales para así comenzar a caminar en espíritu y en verdad. Señor, sé que no puedo hacerlo con mi propia fortaleza, sino solamente con el poder del Espíritu Santo. Por tanto, Señor, ruego poder estar dispuesto a escuchar Tus ordenanzas y someter mi vida a Tu mano de disciplina e instrucción.
Ayúdame cada día a dejar mi vida ante Ti y a examinar mi propio corazón, para así poder identificar cualquier semilla de amargura y hostilidad; y ruego poder evaluar con honestidad mis propios errores y faltas. Enséñame Tu camino y otórgame sabiduría, gracia y orientación, para que así Tu gracia pueda reparar el daño que ha sufrido nuestra relación. Ayúdame a vivir como la persona que Tú quieres que sea, y de una manera que sea complaciente delante de Tus ojos.
Cuida mi corazón y todo lo que salga de mis labios, y que mis palabras sean sazonadas con sal y complazcan al Padre. Gracias, Señor, porque eres un Dios Que escucha y responde las oraciones de Tus hijos, y ruego que bondadosamente renueves la firmeza del espíritu de esta relación. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Querido Señor Jesús, gracias porque eres Quien sana a los quebrantados de corazón y libera a los cautivos. Gracias, pues eres el único que conoce cada detalle íntimo de nuestras vidas, y eres Quien se mantiene más cerca que un hermano. Gracias, Señor, porque has prometido jamás abandonarnos ni desampararnos, más bien deseas brindar a todos tus hijos aquella paz que sobrepasa todo entendimiento mientras ponemos los ojos en Jesús y fijamos nuestros corazones en Él.
Gracias también porque fuiste Tú quien instituyó el matrimonio y decretó que un hombre debe dejar a sus padres y aferrarse a su mujer, y que ella a la vez debe honrar y someterse a su marido conforme a los principios bíblicos. Señor, confieso que nuestro matrimonio se ha estancado y que con el tiempo la chispa de amor entre nosotros se ha apagado, por lo que nos hemos vuelto fríos el uno al otro e indiferentes hacia Ti. Perdónanos por haber permitido que cayéramos en este estado de amor tibio el uno por el otro y de indiferencia hacia Ti.
Por tanto, Te pido que sanes nuestro matrimonio y revivas el amor que alguna vez tuvimos el uno por el otro. Ayúdanos a buscarte juntos y a convertir una vez más nuestra relación en una unidad alegre y armoniosa donde Jesús vuelva a la posición que Le corresponde en nuestras vidas. Padre, confieso que por haber descuidado nuestra relación contigo, nuestra relación también se ha visto perjudicada. Renueva la firmeza de nuestro espíritu, y haznos buscar primero al Señor Jesús y Su justicia, pues sabemos que un matrimonio que se fundamenta en Él es la única manera de que una relación sea realmente bendita. Rogamos en nombre de Jesús,
Amén.
Padre celestial, gracias por los numerosos dones y virtudes que has brindado a Tus hijos, y por las personas que han entrado a nuestras vidas, quienes significan mucho para nosotros. Gracias por la dulce comunión que disfrutamos con los hermanos y las hermanas en Cristo; qué gusto da caminar con integrantes de Tu cuerpo que viven juntos en amor y en unidad.
Rogamos que estreches los vínculos de comunión dentro del cuerpo de Cristo, y que nuestros corazones se unan en amor a través de Jesucristo. Perdónanos por las veces en que nuestra naturaleza carnal ha destruido o dañado nuestras hermosas relaciones mutuas en Cristo, y rogamos que nos mantengas caminando en amor, pues sabemos que somos una casa espiritual unidos como uno solo en Él.
Gracias, Señor, por aquellas personas y relaciones especiales que has puesto en mi vida con las que disfruto un estrecho vínculo de unidad. Déjanos alentarnos y edificarnos el uno al otro mientras esperamos el día en que el Señor Jesús regrese en el aire a reclamar Su Iglesia. Acércanos el uno al otro y a Ti mientras vemos acercarse el día de Tu regreso. Rogamos en nombre de Jesús,
Amén.
Dios Padre, he venido a Ti en ferviente oración a pedirte que traigas a mi vida a mi futuro compañero de vida. Padre, Tu Palabra dice que no es bueno que el hombre o la mujer estén solos, y Te pido que, con Tu gracia, me brindes a la persona que elijas para que se convierta en mi compañero de vida y amigo especial.
Ruego que en los días y meses por venir me prepares para esta pareja de por vida y me enseñes la importancia de las lecciones bíblicas que dicen que debemos pensar en los demás antes que en nosotros mismos. Padre, sé que en Tu mano están mis años, y ruego no ser impaciente, sino esperar Tu mejor momento. Gracias, Señor, porque eres un Dios Que escucha y responde nuestras oraciones. Ruego que me mantengas en el centro de Tu voluntad en cada ámbito de mi vida.
Padre, deseo profundamente tener un hermoso compañero de vida; sin embargo, en todo, incluso en esto, ruego que se haga Tu voluntad. En nombre de Jesús,
Amén.