Gracias, Padre, porque hace dos mil años enviaste a la tierra a Tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo, para que naciera en la raza humana y, a través de Su muerte y resurrección, pudiéramos considerarlo nuestro Redentor.
Señor, yo creo.
Creo que Su cuerpo recibió en la cruz el castigo que yo merezco, cuando sufrió y murió hace tanto tiempo. Acepto que soy un pecador y entiendo que la paga del pecado es la muerte, la separación eterna de Dios y de todo lo que es bueno, hermoso, honorable y perfecto.
Por tanto, Padre, Te doy gracias por Jesús. Te agradezco por el maravilloso plan de salvación que incluso me incluye a mí, y Te pido que perdones mis pecados, pues confieso que eres mi Salvador y he llegado a confiar en Ti como mi Señor.
Gracias, pues el Mismísimo Señor Jesucristo hizo toda la obra de salvación por mí, y no hay nada más que yo pueda hacer, salvo creer en Su nombre y recibir Tu dádiva de gracia, el don de la vida eterna que tienes destinado a todos lo que confían en Jesús.
Gracias, Padre,
Amén.
Gracias, Señor, por Tu infinita sabiduría y Tu infinita gracia, que quedan demostradas en el plan de la salvación. Gracias por llevarme a una comunión contigo a través de Tu obra redentora. En nombre de Jesús,
Amén.
Me conmueve, Amante Dios, que Te hayas humillado para traer esperanza y salvación. Te adoro.
Amén.
Padre celestial, gracias por haber abierto mis ojos a la verdad de la Salvación; que solo la muerte de Jesucristo en la cruz hace 2000 años puede pagar el precio de mis pecados. Gracias porque al creer en Él he sido perdonado.
Gracias, pues Él se convirtió en el Sacrificio por mis pecados, de manera que al creer en Él puedo ser redimido de la muerte y recibir el perdón de mis pecados.
Te alabo por el magnífico intercambio que se produjo en la cruz. Se llevó mis pecados y me dio Su Justicia. Murió por mí para que así yo pudiera vivir contigo por siempre.
Gracias porque he sido liberado del reino de las tinieblas y de la separación eterna de Ti, y porque he sido trasladado al reino de Tu querido Hijo.
Gracias, Padre, por esta maravillosa transacción, que es Tu dádiva de gracia a todos los que creen, la cual Te costó caro. Gracias porque a través del castigo que recibió por mis pecados, he sido justificado ante Él y estoy sentado junto a Él en lugares celestiales.
Ayúdame a caminar en la luz como Él está en la luz, y que la Luz de su semblante se refleje a través de mí hacia los demás, para que así ellos también lleguen a confiar en el Hijo unigénito de Dios y reciban el perdón de sus pecados. Ruego por amor de Su querido nombre,
Amén.
Gracias por haber abierto mis ojos a la verdad de la salvación; que solo la muerte de Jesucristo en la cruz hace 2000 años puede pagar el precio de mis pecados. Gracias porque al creer en Él puedo ser perdonado.
Gracias, pues Él se convirtió en el sacrificio por mis pecados, de manera que al creer en Él puedo ser redimido de la muerte y recibir el perdón de mis pecados. Te alabo por el magnífico intercambio que se produjo en la cruz. Se llevó mis pecados y me dio Su Justicia. Murió por mí para que así yo pudiera vivir contigo por siempre.
Gracias porque he sido liberado del reino de las tinieblas y de la separación eterna de Ti, y porque he sido trasladado al reino de Tu querido Hijo. Gracias, Padre, por esta maravillosa transacción, que es Tu dádiva de gracia a todos los que creen, la cual Te costó caro.
Gracias porque a través del castigo que recibió por mis pecados, he sido justificado ante Él y estoy sentado junto a Él en lugares celestiales. Ayúdame a caminar en la luz como Él está en la luz, y que la Luz de su semblante se refleje a través de mí hacia los demás, para que así ellos también lleguen a confiar en el Hijo unigénito de Dios y reciban el perdón de sus pecados. Ruego en Su querido nombre,
Amén.
Querido Dios Padre, sé que nada puedo hacer para merecer mi salvación ni para obtener Tu perdón. Gracias porque me has ofrecido la dádiva de salvación por el solo hecho de confiar en el Señor Jesús como mi Salvador.
Gracias porque Jesús decidió pagar el precio completo de mis pecados y porque has aceptado Su muerte en la cruz. Gracias porque Él estuvo dispuesto a derramar Su sangre en El Calvario y morir por mí.
Gracias porque a través de Su muerte y resurrección ha lavado todo el pecado de mi vida, ha purificado mi corazón manchado y culpable y lo ha dejado blanco como la nieve. Gracias por esta maravillosa dádiva de Salvación y por la certeza de que nada puedo hacer, salvo creer en Él como mi Salvador.
Gracias, pues no solo he sido perdonado y limpiado de todos mis pecados, sino que también Él me ha cubierto de Su justicia perfecta y me ha dado vida eterna, y además me ha reservado un lugar especial en el cielo para toda la eternidad.
No hay palabras que puedan expresar mi amor y gratitud por esta maravillosa dádiva de gracia, y lo único que puedo hacer es agradecerte. Gracias, Dios Padre, por Tu maravilloso amor y gracia. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Querido Dios Padre, sé que nada puedo hacer para merecer mi salvación ni para obtener Tu perdón. Gracias porque me has ofrecido la dádiva de salvación por el solo hecho de confiar en el Señor Jesús como mi Salvador.
Gracias porque Jesús decidió pagar el precio completo de mis pecados y porque has aceptado Su muerte en la cruz. Gracias porque Él estuvo dispuesto a derramar Su sangre en El Calvario y morir por mí. Gracias porque a través de Su muerte y resurrección ha lavado todo el pecado de mi vida, ha purificado mi corazón manchado y culpable y lo ha dejado blanco como la nieve.
Gracias por esta maravillosa dádiva de Salvación y por la certeza de que nada puedo hacer, salvo creer en Él como mi Salvador.
Gracias, pues no solo he sido perdonado y limpiado de todos mis pecados, sino que también Él me ha cubierto de Su justicia perfecta y me ha dado vida eterna, y además me ha reservado un lugar especial en el cielo para toda la eternidad.
No hay palabras que puedan expresar mi amor y gratitud por esta maravillosa dádiva de gracia, y lo único que puedo hacer es agradecerte. Gracias, Dios Padre, por Tu maravilloso amor y gracia. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Querido Dios, creo que enviaste a Tu Hijo unigénito Jesucristo para que muriera en la cruz, de manera que al creer en Él, mis pecados sean perdonados y pueda ser redimido gracias a que derramó Su sangre inocente por mí.
Creo que solo a través de Su muerte en la cruz y resurrección puedo justificarme ante Ti.
Señor, confieso que soy un pecador y que necesito un Salvador. Creo que Jesucristo fue el sacrificio inmaculado que murió para pagar el precio de mis pecados, y creo que Él es la única persona capaz de morir por mí, pues solo Él vivió una vida inmaculada y murió como una víctima inocente.
Gracias porque me amas lo suficiente como para haber enviado a Tu Hijo unigénito e inmaculado para que se convirtiera en un Hombre y pudiera ofrecerse como el perfecto Cordero de Dios, Que quita el pecado del mundo. Gracias porque me amas y porque moriste por mí. Ayúdame a vivir una vida que Te honre en pensamiento, palabra y acción.
Padre, me arrepiento de todos mis pecados y me aparto de ellos por Cristo. Ruego que me mantengas santo y apartado para Ti mientras intento vivir por Ti. Ruego en nombre de Jesucristo, mi Salvador,
Amén.
Padre celestial, creo que Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, vino a la tierra para ser el Salvador del mundo, y que a través de Su muerte en la cruz, pagó el precio del pecado del mundo, de manera que todo el que cree en Él no perezca, sino tenga vida eterna.
Gracias por Jesús y por mi dádiva de salvación. Gracias porque al creer en Su nombre mis pecados son perdonados y puedo establecer una dulce comunión con mi Padre celestial.
Gracias, Señor, porque enviaste a Tu Hijo para que muriera por mí en la cruz de El Calvario. Gracias porque Su vida inocente bastó para pagar el precio de mis pecados y los del mundo.
Señor, rechazo mis pecados soberbios y todo lo que deshonre Tu nombre, y ruego poder crecer en la gracia y el conocimiento de Jesús, hasta alcanzar la madurez espiritual mientras el Espíritu Santo día a día intenta transformar mi cuerpo humilde a la imagen de Jesús.
Gracias, Padre, por Tu maravilloso don de salvación, y gracias porque al creer ahora soy Tu hijo. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Gracias, Padre Celestial, pues abriste mis ojos para ver el propósito de mi existencia y la importancia de enfocarme en las cosas eternas. Hazme ser fiel para hoy compartir el mensaje de salvación con los demás que aún están ciegos. Por Tu gloria, en nombre de Jesús,
Amén.
Cordero de Dios, Que quita el pecado del mundo, obsérvanos y ten misericordia de nosotros. Por Tu agonía y sudor de sangre; por Tu cruz y pasión; por Tu preciosa muerte y entierro; por Tu gloriosa resurrección y ascenso; y por la venida del Santo Fantasma, salva a quienes has redimido. Alabado seas, Salvador del mundo, por los siglos de los siglos,
Amén.
Señor Jesús, confieso que soy un pecador y que necesito la salvación. Creo que viniste a la tierra para buscar y salvar a los que están perdidos en sus pecados, y creo que moriste en la cruz como sustituto por mis pecados.
Creo que recibiste el castigo que yo merecía por los pecados que he cometido y que perdonaste todos mis pecados. Creo que moriste por mí y que resucitaste de entre los muertos, y que todo el que cree en Ti no perecerá, sino tendrá vida eterna.
Confío en Ti y deposito mi fe en Ti. Gracias porque moriste por mí, perdonaste mis pecados, me purificaste y me cubriste de Tu justicia perfecta. Gracias por todo lo que has hecho por mí.
Te recibo en mi vida como mi Salvador, y elijo seguirte y servirte durante toda mi vida. Gracias por escuchar mi oración,
Amén.
Señor Jesús, confieso que soy un pecador y que necesito la salvación. Creo que viniste a la tierra para buscar y salvar a los que están perdidos en sus pecados, y creo que moriste en la cruz como sustituto por mis pecados.
Creo que recibiste el castigo que yo merecía por los pecados que he cometido y que perdonaste todos mis pecados. Creo que moriste por mí y que resucitaste de entre los muertos, y que todo el que cree en Ti no perecerá, sino tendrá vida eterna.
Confío en Ti y deposito mi fe en Ti. Gracias porque moriste por mí, perdonaste mis pecados, me purificaste y me cubriste de Tu justicia perfecta. Gracias por todo lo que has hecho por mí. Te recibo en mi vida como mi Salvador, y elijo seguirte y servirte durante toda mi vida. Gracias por escuchar mi oración,
Amén.