Querido Dios Padre, sé que nada puedo hacer para merecer mi salvación ni para obtener Tu perdón. Gracias porque me has ofrecido la dádiva de salvación por el solo hecho de confiar en el Señor Jesús como mi Salvador.
Gracias porque Jesús decidió pagar el precio completo de mis pecados y porque has aceptado Su muerte en la cruz. Gracias porque Él estuvo dispuesto a derramar Su sangre en El Calvario y morir por mí. Gracias porque a través de Su muerte y resurrección ha lavado todo el pecado de mi vida, ha purificado mi corazón manchado y culpable y lo ha dejado blanco como la nieve.
Gracias por esta maravillosa dádiva de Salvación y por la certeza de que nada puedo hacer, salvo creer en Él como mi Salvador.
Gracias, pues no solo he sido perdonado y limpiado de todos mis pecados, sino que también Él me ha cubierto de Su justicia perfecta y me ha dado vida eterna, y además me ha reservado un lugar especial en el cielo para toda la eternidad.
No hay palabras que puedan expresar mi amor y gratitud por esta maravillosa dádiva de gracia, y lo único que puedo hacer es agradecerte. Gracias, Dios Padre, por Tu maravilloso amor y gracia. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.