Cordero de Dios, Que quita el pecado del mundo, obsérvanos y ten misericordia de nosotros. Por Tu agonía y sudor de sangre; por Tu cruz y pasión; por Tu preciosa muerte y entierro; por Tu gloriosa resurrección y ascenso; y por la venida del Santo Fantasma, salva a quienes has redimido. Alabado seas, Salvador del mundo, por los siglos de los siglos,
Amén.