Amante Señor, sabemos que todo hombre anhela la paz en el fondo de su corazón. Las naciones intentan en vano crear iniciativas de paz, planes de paz y tratados de paz, pero sabemos que no habrá paz en este mundo hasta que el Señor Jesucristo, el Mismísimo Príncipe de la Paz, regrese de Su lugar en los cielos, donde incluso ahora está sentado a la diestra del Padre.
Gracias, pues Tu Palabra nos dice que en este mundo sufriremos tribulaciones y tiempos de guerra hasta que llegue aquel glorioso día en que Jesús vuelva a reinar sobre la tierra como nuestro celestial Rey de reyes, Señor de señores y Príncipe de la Paz. Cuando llegue tal día, la tierra se llenará de la gloria de Dios, como las aguas cubren el mar. Por lo tanto, Señor, mientras suplicamos fervientemente Tu paz en este mundo conflictivo, sabemos que la verdadera paz mundial llegará a través de nuestro Señor Jesucristo, cuando regrese a establecer Su reino de paz, en el cual reinará durante 1000 años, hasta que haya puesto bajo Sus pies a todos los enemigos de la paz, el amor, la esperanza y el júbilo.
Sin embargo, Señor, mientras tanto, hemos de vivir en un mundo caído que está bajo el poder del malvado; por lo tanto, rogamos poder tomar el escudo de la fe y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, y permanecer firmes en este día malo. Gracias, pues podemos estar seguros de esto; que tenemos la paz de Dios en nuestros corazones, ya que Jesús dijo: "Les dejo mi paz, que no se turben sus corazones, miren que vengo pronto". Ahora, que el mismísimo Señor de la paz nos dé Su paz en todo momento y en cada situación. Que el Señor esté con todos nosotros,
Amén.
Amante Señor, nuestros corazones claman por la paz en el mundo, pero sabemos que las Sagradas Escrituras nos han dicho que durante esta era eclesial y después, y hasta que el Mismísimo Señor Jesús regrese a establecer Su reino Milenario, no habrá paz en este mundo. En lugar de eso, habrá guerras y rumores de guerras, que harán que la humanidad clame por la paz; paz cuando no hay paz. Ayúdanos a comprender que no habrá paz hasta que llegue el día en que Jesús regrese a la tierra como el Príncipe de la Paz, al final del próximo período de tribulación.
Señor, anhelo la paz y, de hecho, oro por la paz en este mundo; sin embargo, Padre, no quiero orar en contra de los planes y los propósitos que has establecido por medio de Tu decreto divino. Ayúdame a orar de manera inteligente mientras veo al mundo clamar por la paz, cuando el mundo jamás podrá brindar la paz que tanto anhela.
Reconozco que las naciones del mundo prácticamente Te han dado la espalda de manera unánime, Señor Jesús, y que el día del juicio del que hablan las Sagradas Escrituras se acerca cada vez más.
Padre, sabemos que Tu plan es que la gracia llegue antes del juicio, y también sabemos que el inminente juicio del mundo es para demostrar a las naciones el poder de Tu fuerza, de manera que sepan que Tú eres el Señor.
Padre, ruego que muchos hombres y mujeres se vuelvan a Ti durante este inminente período de tribulación sobre el que hemos leído en el Apocalipsis. Gracias, pues Tus hijos, la Iglesia, serán llevados al cielo antes de que comience el terrible tiempo de angustia para Jacob; sin embargo, Señor, ten misericordia y salva a una multitud innumerable para que en los siglos por venir dicha gran multitud de hombres y mujeres creyentes vivan en paz y a salvo, en el reino de Tu querido Hijo.
Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Padre, Te damos gracias porque se acerca el día en que la paz mundial inunde la tierra, cuando Tu Hombre Ungido, Jesucristo nuestro Señor, se siente en el trono de David, y el reino de este mundo, que actualmente es gobernado por Satanás, se convierta en el reino de nuestro Señor y de Su Cristo. Alabado seas, Dios, pues has prometido la paz mundial a todos los que confían en el nombre del Hijo unigénito de Dios.
Mientras vemos a las naciones del mundo luchar por establecer su propia forma de paz mundial, a través de manipulaciones políticas y presiones económicas, danos compasión por su falta de entendimiento espiritual. Rogamos que Tu Espíritu Santo convenza los corazones de muchos hombres para que se den cuenta de que ningún rey terrenal, ningún presidente electo, ninguna regla partidista ni ningún sistema creado por el hombre podrán jamás implantar la paz que tanto desea y necesita el mundo. Pues los planes y propósitos del hombre se basan en un mundo caído, una filosofía defectuosa y un rebelde ángel caído, Satanás.
Alabado seas, Dios, pues con Tu gracia, has planeado traer la paz mundial en Tu momento señalado. Hasta entonces, rogamos que nos protejas con Tu amor incondicional y llenes nuestros corazones de aquella paz que sobrepasa todo entendimiento, a través de Jesucristo nuestro Señor,
Amén.