Padre celestial, qué privilegio y alegría poder acercarnos con libertad al trono de gracia a través de Cristo, para así recibir su misericordia y poder pedir ayuda en nuestro momento de necesidad. Padre, a medida que se oscurecen los días y la perversidad del mundo pareciera rebosar de maldad, hipocresía y odio, ayúdanos a comprender que necesitamos acercarnos cada vez más a Ti y mantenernos a salvo bajo la sombra de Tus alas.
Padre, a veces mientras vivimos en este mundo físico, tangible y visible, nos cuesta recordar que existe un reino espiritual, intangible e invisible donde las fuerzas del mal planean pruebas y conspiran tentaciones para los santos de Dios. Haznos comprender y entender con mayor profundidad la esfera espiritual, y preparános a través de Cristo para resistir a las fuerzas del mal, con la armadura espiritual de Dios, pues solo Él puede protegernos de los ataques prolongados y despiadados del enemigo. Gracias, pues Tus planes y propósitos son inquebrantables, y nunca nos dejes olvidar que el que está en nosotros es más poderoso que el que está en el mundo. En nombre de Jesús,
Amén.