Querido Señor Jesús, lamento haberme portado mal y haber desobedecido a mis padres. Sé que debo hacerles caso, pero a veces no quiero hacerlo, y entonces me meto en problemas. No quiero desobedecer, pero a veces lo hago, y sé que esto los hace enojar, y entonces se enojan conmigo y yo con ellos.
Querido Jesús, Te pido que me perdones por desobedecer y me ayudes a hacerles caso la próxima vez y hacer lo que me ordenen. Gracias porque me amas incluso cuando me porto mal, aunque sé que Te entristece cuando no hago lo que me ordenan.
Gracias, Jesús, porque moriste por mí en la cruz y porque recibiste el castigo de mis pecados cuando me porto mal. Gracias porque resucitaste y fuiste al cielo para que así yo pudiera ser perdonado e ir al cielo también. Gracias porque nunca dejas de amarme, incluso cuando desobedezco, y ruego que me ayudes a portarme bien en el futuro. Gracias, Jesús,
Amén.
Padre, mis pecados son un gran cargo de conciencia, y sé que en mí no hay justicia. He venido a Ti a rogar que tengas misericordia y a arrepentirme de todos los pecados graves que he cometido contra Ti. Señor, confieso que en mi soberbia y arrogancia, incluso he bromeado sobre Tu existencia y he blasfemado contra Ti en palabra y en acción; sin embargo, he descubierto que enviaste a Tu único Hijo, el Señor Jesucristo, para que fuera el único sacrificio aceptable que pudiera pagar el precio de mis pecados.
Señor, me arrodillo ante Ti con el corazón quebrantado por el mal que he cometido contra Ti, y ruego que Tengas misericordia y piedad de este miserable pecador, que ha llegado a confesar que Jesucristo es el Señor y Su Salvador y Redentor. Ruego que laves todos mis pecados y limpies mi boca y mis pensamientos de la inmundicia que ha invadido mi corazón oscurecido. Señor, he venido con un corazón humilde y con el espíritu quebrantado, y Te alabo y Te agradezco porque, con Tu misericordia, enviaste a Jesús para que pagara el precio de mis pecados. Gracias por Tu promesa de que todos los que creen en Él no perecerán, sino que sus pecados serán perdonados y que recibirán la dádiva de la vida eterna. Gracias, pues Tu gracia me ha salvado por el solo hecho de confiar en la sangre de Cristo, en Cuyo nombre oro,
Amén.
Oh Señor Dios todopoderoso, Que perdona a los culpables y que no se complace en la muerte de un pecador; a ti, oh Señor, te extiendo las manos de mi corazón y te imploro que perdones todas mis acciones injustas, aunque no sea digno. Te pido que no me dejes pensar en las operaciones del enemigo, que mis ojos no miren con intemperancia, que mis oídos no escuchen vanidades, que mis manos no sirvan al odio, y toma mis riendas, para así ser completamente tuyo. Y concédeme el don de tus divinos misterios, oh Cristo Señor nuestro y Dios nuestro, para siempre.
Amén.
Padre Celestial, gracias por perdonarnos. Gracias por haber alejado nuestros pecados cuanto está lejos el oriente del occidente. En este momento, Señor, rogamos por Tu misericordia y compasión, y suplicamos que perdones nuestros pecados. En nombre de Jesús,
Amén.
Padre, algunas cosas que me han pasado últimamente han sido tan dolorosas, que me cuesta bastante perdonar a los demás; sin embargo, sé que esta es Tu voluntad para cada uno de Tus hijos. Sé que perdonar a los demás con nuestros corazones tiene una bella función secundaria, que es abrir nuestros corazones y nuestras vidas a Tu amor cálido y a Tu paz perfecta.
Señor, quiero perdonar a los demás, pero pareciera haber una especie de obstáculo que me hace aferrarme a mi rencor y dolor. Dios Padre, Te pido que, con Tu bondad y gracia, me ayudes a perdonar por completo, de manera libre y para siempre, para así liberarme de este intenso dolor de no poder perdonar, que pareciera agarrar mi corazón como un gélido puño de hierro.
Señor, has prometido en Tu Palabra que Tu gracia basta para cada prueba y dificultad que enfrentemos en la vida, y confío en que esto significa que incluso basta para llevarme al punto del perdón genuino y absoluto. Por lo tanto, dejo mi incapacidad de perdonar a Tus pies, y ruego que me perdones por llevar tanto tiempo aferrado a mi corazón incapaz de perdonar, pues sé que a través de Jesucristo siempre me has perdonado. Gracias, Señor, porque moriste en la cruz por mí y has perdonado todos mis pecados. Gracias, pues Tu gracia me basta. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Dios Padre, me arrodillo ante Ti pues sé que he pecado de muchas maneras distintas en contra de Ti. En lo que he dicho y hecho, así como en los pensamientos inmundos que invaden mi mente. Sé que soy un pecador y que por mi culpa el Señor Jesús fue crucificado en la cruz de la crueldad para recibir el pecado que yo merezco y así pagar el precio de mis pecados. Señor, sé que no soy digno de acercarme a Ti, pero Te pido que perdones todos mis pecados, por amor del nombre de Tu Hijo, Jesucristo, Que murió por mí en El Calvario.
Ruego que me laves en la sangre purificadora de Jesús. Límpiame de todos mis pecados. Llena mi corazón de pensamientos justos y deseos limpios, pues ya no quiero estar sumido en el abismo del pecado que durante tanto tiempo me ha separado de Ti. Señor, gracias porque has prometido que todos los que confían en el Señor Jesús como su Salvador serán perdonados de sus pecados para siempre. Alabado seas, Señor, por Tu gracia y misericordia hacia mí, un pecador salvado por la gracia. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Dios Padre, gracias porque eres Quien perdona a los pecadores culpables como yo que somos indignos de acercarnos a Tu justicia perfecta. Por derecho, debería quedar excluido de Tu presencia para siempre, pues soy culpable de muchos de mis pecados y debería ser condenado y quedar expuesto ante Ti, un Dios perfecto y santo. Y a pesar de esto, con Tu gracia y misericordia, descendiste desde los cielos para salvar a un pecador culpable y enviaste a Jesús para que muriera en la cruz de manera que si creo en Él, no pereceré, sino tendré vida eterna.
Señor, gracias por Jesús. Gracias por haber muerto en la cruz y por haber derramado Tu sangre por mí. En nombre de Jesús,
Amén.