Oh Señor Dios todopoderoso, Que perdona a los culpables y que no se complace en la muerte de un pecador; a ti, oh Señor, te extiendo las manos de mi corazón y te imploro que perdones todas mis acciones injustas, aunque no sea digno. Te pido que no me dejes pensar en las operaciones del enemigo, que mis ojos no miren con intemperancia, que mis oídos no escuchen vanidades, que mis manos no sirvan al odio, y toma mis riendas, para así ser completamente tuyo. Y concédeme el don de tus divinos misterios, oh Cristo Señor nuestro y Dios nuestro, para siempre.
Amén.