Padre de toda misericordia y gracia, cuánto Te bendigo y Te agradezco por haber enviado a Tu Hijo para que soportara la degradación, la humillación, la crueldad, el sufrimiento, la injusticia y el regaño de parte de aquellos a quienes vino a salvar. Gracias por Jesús y por todo lo que soportó por mí, pues si Él no hubiera recibido el cruel castigo por mis pecados que yo merecía, hubiera sido separado eternamente de Ti, Padre mío, lo cual me conmociona de tan solo pensarlo.
Gracias porque enviaste a Jesús para que naciera hecho hombre. Gracias porque aunque era Tu Hijo unigénito, se convirtió en nuestro ejemplo de gracia, y se humilló y aprendió la obediencia por todo lo que sufrió durante Su vida. Gracias por Su maravilloso ejemplo de obediencia y aprendizaje que adquirió por todo lo que sufrió, y porque murió en la cruz por los pecados del mundo y también por los míos. Mi corazón se regocija en alabanza y reverencia ante Ti, Dios mío, y mi profundo agradecimiento resonará por la eternidad. Alabado sea Su santo nombre.
Amén.
Padre celestial, gracias por Tu benevolencia y por tu corazón compasivo, y gracias porque en mis momentos de profunda angustia y sufrimiento, has tenido la bondad de poner a otras personas a mi lado para que me acompañen por las distintas estaciones de mi vida, y para que me alienten, me ayuden y me aconsejen. Gracias por todos aquellos que has acercado a mí para que sean Tu mano de ayuda, Tus brazos de apoyo y Tu corazón de amor. Gracias porque nunca nos abandonas ni nos desamparas, sino envías ríos de renovación a través de Tus muchos testigos fieles y otras vías de apoyo.
Gracias, Señor, porque realmente eres el Padre de las misericordias y el Dios del consuelo, y ruego que, tal como has usado a muchos de Tus hijos para que me apoyen y me acompañen en la adversidad, tomes mi vida y me uses como un instrumento de consuelo y aliento para los demás que enfrentan dificultades similares y que necesitan consuelo y ayuda. Ruego que me uses para consolar a los demás que sufren aflicciones con el consuelo piadoso que Tú me has brindado. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.
Padre, quisiera orar por todos mis hermanos y hermanas en el Señor de todo el mundo, pues sé que estamos unidos en Cristo a lo largo del tiempo y hasta la eternidad. Señor, las intensas pruebas y las graves persecuciones que agobian a muchos de Tus hijos en tantas partes del mundo se hacen cada vez más intensas y horribles, y oro por cada vida que esté enfrentando los horrores que cometen los hombres perversos contra Tu pueblo. Padre, cada uno de nosotros es integrante de Tu familia, somos Tus hijos y estamos unidos en el Cuerpo de Cristo.
Ten piedad de todos los que enfrentan tales difíciles pruebas y persecuciones. Ayuda, apoya, protege, salva, consuela, auxilia, alienta y brinda fortaleza a cada uno de ellos en las pruebas que enfrentan, y rogamos que los protejas de la mano de sus enemigos cuyo odio hacia Ti está siendo derramado en muchos de Tus hijos.
Que encuentren la valentía para permanecer firmes en este día malo y que reciban con abundancia Tu gracia suficiente. Multiplica la gracia para que puedan resistir, y que hallen aliento, seguridad y esperanza al saber que sin importar lo intensas que sean sus pruebas y problemas, estas son pasajeras y producirán en ellos una gloria que superará con creces la tempestad actual que enfrentan, sabiendo que participan de los padecimientos de su Salvador. Ruego en el hermoso nombre de Jesús,
Amén.
Querido Señor, gracias por las muchas promesas hermosas de Tu Palabra que nos garantizan que los diversos sufrimientos que hoy enfrentamos son efímeros y que no han de compararse con la gloria que nos será revelada en los eternos siglos por venir.
Gracias, pues el dolor que debemos soportar es pasajero y dará paso a alegrías inefables y gloriosas, ya que sabemos que se nos ha prometido un descanso eterno cuando secarás todas las lágrimas de nuestros ojos.
Glorificado sea el Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de las misericordias y el Dios del consuelo, que nos consuela en todos nuestros problemas, para que así podamos consolar a aquellos que también tienen problemas con el consuelo que recibimos a través del Señor. Alabado sea Tu santo nombre. En nombre de Jesús,
Amén.
Padre, cuánto Te agradezco porque Jesús es mi Pastor bondadoso y me consuela y me da fortaleza en los momentos de sufrimiento, tristeza, dolor y pérdida. Gracias porque Tu caña y vara me sostienen y me protegen, sin importar la estación de la vida en la que me encuentre, y sin importar lo difíciles que se vuelvan los tiempos.
Te alabo, Señor, porque eres mi torre fuerte, en Cuyos brazos eternos puedo hallar protección y seguridad, pues has prometido sostenerme con la diestra de Tu justicia. Gracias porque en medio del sufrimiento y la angustia, has prometido jamás abandonarme ni desampararme, y cuando enfrento momentos de soledad y aislamiento, la gracia que me has prometido basta para superarlos.
Señor, sé que, al ser Tu hijo, he recibido la bendición de poder descansar en Ti como mi compañía diaria, mi consolador fiel y mi consejero sabio. Gracias por haberme traído a este momento de mi vida, y por haberme enseñado con tanta paciencia la lección de Tu fidelidad inquebrantable.
Ruego que me uses para brindar consuelo, compañía y consejos a otros corderos solitarios y perdidos que también necesiten la fortaleza de Su pastor bondadoso y fiel. Y ruego que sigas sosteniéndome y enseñándome cada vez más sobre Tu consuelo, fortaleza, gracia y amor. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.