Padre, cuánto Te agradezco porque Jesús es mi Pastor bondadoso y me consuela y me da fortaleza en los momentos de sufrimiento, tristeza, dolor y pérdida. Gracias porque Tu caña y vara me sostienen y me protegen, sin importar la estación de la vida en la que me encuentre, y sin importar lo difíciles que se vuelvan los tiempos.
Te alabo, Señor, porque eres mi torre fuerte, en Cuyos brazos eternos puedo hallar protección y seguridad, pues has prometido sostenerme con la diestra de Tu justicia. Gracias porque en medio del sufrimiento y la angustia, has prometido jamás abandonarme ni desampararme, y cuando enfrento momentos de soledad y aislamiento, la gracia que me has prometido basta para superarlos.
Señor, sé que, al ser Tu hijo, he recibido la bendición de poder descansar en Ti como mi compañía diaria, mi consolador fiel y mi consejero sabio. Gracias por haberme traído a este momento de mi vida, y por haberme enseñado con tanta paciencia la lección de Tu fidelidad inquebrantable.
Ruego que me uses para brindar consuelo, compañía y consejos a otros corderos solitarios y perdidos que también necesiten la fortaleza de Su pastor bondadoso y fiel. Y ruego que sigas sosteniéndome y enseñándome cada vez más sobre Tu consuelo, fortaleza, gracia y amor. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.