Padre Celestial, gracias por haberme traído al final de este día y, Señor, perdóname por las veces en que me he apartado de Tu mejor voluntad para mí y no he confiado en Ti de manera implícita.
Gracias porque eres mi Pastor bondadoso y porque me rescatas incluso cuando pierdo el rumbo y me desvío de la senda que has preparado para mí.
Mientras pienso en el día de hoy, Señor, sé que hubo cosas que podría haber dicho y hecho de manera diferente, y sé que a veces reaccioné de una manera que no honra Tu santo nombre. Ruego que me perdones; sin embargo, Te doy gracias, Padre, porque eres fiel y siempre estás preparado para volver a recibirme.
Ruego que me des una noche de descanso tranquila, pues sé que no recibiré condenación si permanezco en Cristo y, cuando al despertarme en la mañana, déjame estar renovado y listo para hacer Tu voluntad. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.