Padre celestial, Te doy gracias por los pastores y los ministros que has enviado para que me enseñen Tu Palabra y sean un apoyo y una fuente de ánimo en mi vida cristiana.
Ayúdame a estar dispuesto y preparado para ministrar a los demás, promover el cuerpo de Cristo y edificar a aquellos sobre los cuales es invocado Tu nombre.
Gracias porque les has dado dones, capacidades, talentos y tesoros conforme a Tu gracia, y ruego que uses todo lo que soy y todo lo que tengo como una ofrenda y como un sacrificio vivo que ha de derramarse para servir a los demás y para glorificar Tu nombre.
Amén.