Santificado sea Tu nombre, Dios Padre, y glorificado seas en todo lo que hoy ocurra.
Padre, mientras enfrento otro día ajetreado, Te doy gracias porque has prometido acompañarme siempre, guiarme, orientarme, consolarme, sostenerme, sustentarme y darme fortaleza. Señor, ruego que, a pesar de que mi vida esté llena de actividad, Tú ocupes el primer lugar en todo lo que haga, y ruego poder someterme voluntariamente a Tu bondadosa orientación y guía.
Ayúdame a vivir el hoy en su máxima plenitud, y permíteme aprovechar cada oportunidad para vivir y caminar como Tú quieres que lo haga. Señor, enséñame hoy a ser un servidor y haz brotar en mí aquel espíritu bondadoso de humildad que era tan evidente en el Señor Jesús. Oh, Señor, haz brotar en mí un corazón limpio e infunde en mí un espíritu generoso y solidario que complazca Tu corazón. Señor, hoy déjame estar dispuesto y preparado para decir: "Hágase Tu voluntad, no la mía". Ruego en nombre de Jesús,
Amén.