Te alabamos y adoramos tu santo nombre. Te atribuimos la gloria y el honor que Te corresponden, pues eres nuestro Dios, solo Tú eres nuestro Creador, nuestro Señor y nuestro Salvador, y solo Tú mereces nuestra adoración.
Te adoramos por la belleza de Tu santidad y nos inclinamos ante Ti en reverente alabanza, pues solo Tú eres digno de recibir todo el honor, la gloria, la alabanza, la bendición y la adoración.
Tu poder y Tu majestad pueden verse en todo el mundo, las obras de Tu mano se manifiestan en lo alto de los cielos, en lo profundo de la tierra y en las aguas debajo la tierra. Yaces sentado en el círculo de los cielos como nuestro Rey eterno, y Tu estrado es el fundamento de la tierra, que Tú has creado. Somos Tu pueblo, las ovejas de Tu prado, y Tú eres nuestro Dios. Te adoramos.
Nos sacaste del lodo cenagoso y nos vestiste de Tu propio manto de justicia. Nos limpiaste de nuestros pecados y secarás las lágrimas de nuestros ojos. Das fortaleza a los débiles, ayudas a los oprimidos, das alimento a los hambrientos y consuelas a los que sufren.
Te bendecimos por nuestra creación, preservación y por todas las bendiciones de esta vida pero, sobre todo, Te adoramos y Te agradecemos por haber enviado a Tu Hijo para ser nuestra propiciación, nuestro Salvador que lavó nuestros pecados con Su propia sagre. No hay palabras que puedan expresar la maravilla de Tu amor y gracia, y Te adoramos por los siglos de los siglos,
Amén.