Alabado sea Tu santo nombre, Padre Celestial, por haberme dado otro día de vida y por acompañarme en cada paso que doy. Gracias por las numerosas bendiciones que me has brindado y por el amor y la comunión que tengo con mis amigos y mis familiares que, con Tu gracia, has puesto en mi vida.
Mi corazón está muy agradecido por las numerosas bendiciones que disfruto cada día, y hoy recuerdo una vez más que Tus misericordias se renuevan cada mañana y que Tu fidelidad persiste de generación en generación.
Gracias porque me has hecho parte de Tu familia y me he convertido en hijo de Dios y en ciudadano del cielo. No hay palabras que puedan expresar mi amor y devoción hacia Ti, Señor.
Ruego que veles por mí mientras duermo esta noche, y que me des una noche de descanso tranquila de manera de despertar en la mañana renovado física y espiritualmente y listo para hacer Tu voluntad. Cuida a todos mis seres queridos, y haznos crecer en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo en los días por venir. Ruego en Su hermoso nombre,
Amén.