Padre celestial, Te damos gracias porque a través de nuestro Señor Jesucristo nos has dado la victoria espiritual sobre todos los planes y las tácticas del enemigo, que intenta destruir nuestra fe y hacernos guerreros ineficaces de la cruz. Gracias, Señor, porque en todas las cosas somos más que vencedores, pues sabemos que la victoria sobre la perversidad espiritual en los lugares celestiales fue obtenida en la cruz. Sin embargo, debemos estar atentos y ser sabios, pues sabemos que el enemigo acecha como león rugiente que busca a quién devorar.
Ayúdame en todo momento a resistir al diablo y a sus asechanzas perversas, pues sé que al ser un hijo de Dios comprado por sangre, el enemigo huirá de mí. Reconozco que él usa muchas apariencias y disfraces para confundirnos y hacer que nuestra fe se vuelva ineficaz, improductiva e infructífera. Por tanto, mantenme caminando con humildad ante Ti y escuchando Tu voz, pues sé que las armas de nuestra guerra no son físicas sino espirituales, las cuales son eficaces para derribar las fortalezas satánicas que hay en nuestras vidas. En todas las cosas, ruego que gobiernes y reines en mi vida, de manera de vivir para Tu gloria y alabanza, hasta el final de mi vida. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.