Padre celestial, has prometido que si habitamos al abrigo del Altísimo y moramos bajo la sombra de Tus alas, nos cuidarás y nos guiarás, nos protegerás y nos atenderás, pues eres nuestro amparo y nuestra fortaleza, y solo en Ti depositamos nuestra confianza.
Gracias, Señor, porque adonde quiera que vaya, Tus manos me guían, y Tu brazo derecho me sostiene, pues estás adelante y detrás de mí, estás sobre mí y debajo de mí, estás a mi diestra y también a mi siniestra. Y estás dentro de mí, habitando en mi corazón a través del poder de Tu Espíritu Santo, Que es mi ayuda segura en los momentos de angustia.
Padre, ruego que me protejas a mí y a mi familia de todas las perversidades que acechan en las cercanías, así como de aquellos que intentan hacernos daño. Sostennos y protégenos de todas las perversidades que envuelven nuestras vidas. Rogamos que nos rodees con Tu barrera de protección y seguridad y coloques un guardián en nuestras puertas y nos protejas de todo lo que pase por estas. Y Padre, protege nuestros corazones del miedo, más bien haznos rebosar de Tu paz perfecta que sobrepasa todo entendimiento. Gracias, pues ciertamente eres nuestro amparo y fortaleza. Eres nuestra Ayuda segura en los momentos de angustia; por lo tanto, con Tu fortaleza no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar, pues nos acompañas adondequiera que vayamos. Gracias en nombre de Jesús,
Amén.