Padre celestial, ha sido muy difícil aceptar el fallecimiento de mi Mamá, y haberla perdido de esta manera ha sido muy doloroso. Mi Mamá se había convertido en una amiga muy especial para mí, y siempre estuvo ahí para apoyarme, alentarme, ayudarme, aconsejarme y corregirme, y ahora me siento un poco desorientada al darme cuenta de que nunca la volveré a ver en este lado de la eternidad.
Señor, sé que algún día todos tendremos que enfrentar la muerte, pero me cuesta mucho despedirme. Ruego que me ayudes a asimilar su fallecimiento y llegar a un punto en que pueda mirar el pasado, celebrar y regocijarme en todo lo que ella fue para todos nosotros, y así permitir que la profunda emoción de pérdida sea reemplazada por recuerdos piadosos, tranquilos y alegres.
Señor, Te doy gracias por mi Mamá y por todo lo que significó para mí. Gracias por su vida y por su abnegación, por su sabiduría y fuerza. Que las lecciones que aprendí gracias a ella se reflejen en todo lo que digo y hago, y Te doy gracias porque la muerte no es una separación final, sino en Cristo algún día nos reuniremos. Qué maravilloso darme cuenta de que ni siquiera la muerte nos puede separar de nuestros seres queridos si habitamos en Cristo. Gracias porque eres mi Dios y Salvador. En nombre de Jesús,
Amén.