Amante Señor, gracias por el maravilloso ejemplo de Tu vida, pues viviste en espíritu y en verdad. Una vida que demostró amor y justicia, una vida que se preocupó de toda la humanidad, sobre todo de aquellos que eran débiles, que estaban heridos o marginados, o de aquellos que se hundían en el pozo de la desesperanza o de la pobreza.
Mantente cerca de todos los que sienten los amargos vientos de la depresión y de la escasez en sus vidas, y sostenlos con el aliento cálido de Tu amor y gracia. Rogamos que no nos dejes juzgar de manera errónea a los que sufren aflicciones o que están sumidos en la pobreza. Danos una perspectiva más amplia de la vida y un corazón compasivo y bondadoso, sobre todo hacia aquellos que se sienten solos, no amados o abandonados.
Déjanos convertirnos en Tus ojos y oídos, y que Tu corazón de amor y gracia fluya a través de nosotros hacia los necesitados. Ten piedad de todos los que en este momento sufren la pérdida, la pobreza o la discriminación injusta, y rogamos que, en Tu momento oportuno, Tu justicia prevalezca en cada una de sus vidas. Gracias, Señor. Rogamos en nombre de Jesús,
Amén.