Padre celestial, gracias porque eres un Dios que cumple Sus promesas a todas las generaciones. Gracias por la nación de Israel, a través de la Cual decidiste traernos Tu Palabra, Tu verdad, Tu sabiduría y Tu Hijo unigénito, mediante la persona del Señor Jesucristo.
Señor, gracias porque, aunque seamos infieles, Tú permaneces fiel. Gracias porque las promesas que has hecho a Tu pueblo elegido, Israel, no se romperán ni tampoco pueden romperse, pues todas son sí y amén en Jesucristo. Y Padre, a pesar de que la nación de Israel ha pecado y se ha vuelto en contra de Ti y de Tu hijo, Jesucristo, Tú permaneces fiel y cumples todas las promesas que hiciste a sus ancestros, a Abraham y a su descendencia para siempre.
Guía y protege a la pequeña nación de Israel, en un mundo que intenta eliminarla de la faz de la tierra y echarla al mar, pues has prometido regresar a la tierra y establecer Tu reino cuando aquella nación invoque el nombre del Señor y clame: "Bendito el Que viene en nombre del Señor". Padre, ruego que cuides y protejas al pueblo y la nación de Israel, y hagas que llegue pronto el momento en que miren a Aquel a Quien han perforado y se arrepientan de sus pecados. Dejo la nación de Israel en Tus manos. En nombre de Jesús,
Amén.