Cuán bienaventurados son todos los que confían en Ti. A Ti y solo a Ti sea toda la bendición, el honor, la gloria, la fuerza, la majestad y el poder, pues Tu benevolencia es mejor que la misma vida.
Cuán bienaventurado soy, Padre, de ser Tu hijo.
Cuán bienaventurado soy porque todos mis pecados han sido perdonados y porque se me ha imputado la justicia del Señor Jesús.
Cuán bienaventurado soy porque eres mi Pastor y mi Proveedor. Eres mi Defensor, mi Sanador y mi todo en todos.
Cuán bienaventurado soy al haber recibido vida eterna como una dádiva de gracia, y porque me has coronado con Tu misericordia, me has colmado de bienes y has renovado mi fortaleza como la de un águila.
Déjame conocerte cada día más, y ruego que Tus bendiciones abundantes se derramen en todos los que confían en Tu nombre y permanecen en Tu amor.
Bendito sea el Dios y el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Quien nos ha bendecido con cada bendición espiritual en Jesucristo.
Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser Su santo nombre.
Amén.