Gracias, Señor, porque con Tu muerte pagaste el precio de todos mis pecados y con Tu muerte y resurrección has derribado el poder de Satanás, del pecado y de la muerte, y no hay nada en el cielo, en la tierra ni debajo de la tierra que pueda separarnos del amor de Dios a través de Jesucristo. Gracias, Señor, porque no hay principado ni potencia que pueda anular el poder omnipotente de nuestro Dios todopoderoso, pues el que habita en nosotros es más poderoso que el que está en el mundo.
Padre, oramos por aquellos que han sido cegados por Satanás, que es el dios de este mundo, y que intenta ocultar la verdad del glorioso evangelio de la gracia a todos aquellos que están muertos en sus pecados y que perecen en un abismo de incredulidad. Rogamos que que abras sus ojos. Abre las mentes de todos aquellos que han sido engañados por las mentiras y los engaños del malvado, y rogamos que rompas las cadenas que los esclavizan. Y Señor, también rogamos que alcancen una fe salvadora en el Señor Jesucristo, Que murió por cada uno de ellos para que pudieran liberarse de esta trampa satánica.
Padre, sabemos que la batalla por los corazones y las mentes de la humanidad es la guerra que Satanás intenta ganar. Sin embargo, Señor, rogamos que abras los ojos de aquellos que están cegados por las mentiras y los engaños de este mundo, para que puedan ver a Jesús. Rogamos que la luz del glorioso evangelio resplandezca en sus corazones esclavizados, para que así los hombres y las mujeres puedan despertar de su letargo y reconocer la verdad del evangelio; que Cristo murió para pagar el precio de sus pecados y resucitó para derribar el poder de la muerte en sus vidas, de manera que todos los que creen no perezcan, sino tengan vida eterna. Rogamos en el hermoso nombre de Jesús,
Amén.