Señor, Te doy gracias por el ejemplo del Señor Jesucristo, Quien aprendió la obediencia por las cosas que sufrió. Yo también quiero aprender a ser obediente y a responder a Tu voz. Y Señor, aunque no oro por los sufrimientos de mi vida, ruego que, tal como mi Salvador, pueda aprender la obediencia, incluso si esto significa que, al igual que Jesús, también tenga que sufrir.
Dame oídos que estén abiertos a Tu voz.
Dame ojos que estén preparados para ver las lecciones espirituales que deseas enseñarme.
Dame un corazón que sea receptivo a Tu Palabra de verdad.
Y dame la gracia para orar: "Hágase tu voluntad, no la mía". Ruego en nombre de Jesús,
Amén.