Padre celestial, derrama Tu Espíritu Santo como tormenta de violentas aguas en los corazones de todo Tu pueblo, aquellos sobre los cuales es invocado Tu nombre. Que nuestros corazones sean lavados con el agua de la Palabra, y que la luz purificadora del Espíritu Santo limpie los pensamientos, lave los corazones y purifique las mentes de aquellos que forman parte de la Iglesia, que es Tu Cuerpo.
Señor, rogamos que purifiques los corazones y las mentes de todo Tu pueblo, de forma que nuestros pensamientos se enfoquen siempre en el Señor Jesús. Enséñanos a buscar Tu voluntad en nuestras vidas como integrantes individuales y también como cuerpo de creyentes, para que así la luz de Tu voluntad filtre nuestras oraciones, de forma que se ajusten a Tus planes y propósitos perfectos. Que el deseo de todos los creyentes sea ensalzar Tu nombre, para que así las comuniones y las iglesias locales Te honren poniéndote en la posición que Te corresponde, como Cabeza, y que el Señor Jesús se mantenga como el foco central de la motivación de nuestros corazones.
Señor, rogamos que vivifiques los corazones de todos los creyentes y, sobre todo, de aquellos que han dejado su primer amor, han adoptado un evangelio pervertido, han caído en el legalismo o se han vuelto fríos hacia Ti. Haz que cada uno de ellos vuelva a establecer una relación correcta entre ellos y contigo. Rogamos que vuelvas a dar vida a Tu pueblo y hagas que sus corazones se vuelvan a Ti. En nombre de Jesús,
Amén.