Dios todopoderoso y eterno, te bendigo desde el fondo de mi corazón, pues tu bondad infinita me ha protegido esta noche y, con la defensa impenetrable de tu providencia, me has protegido del poder y la malicia del diablo.
Te pido con humildad que no dejes de protegerme, sino que este día me vigiles con los ojos de tu misericordia. Dirige mi alma y mi cuerpo de acuerdo con la regla de tu voluntad, y llena mi corazón de tu Espíritu Santo, para así poder glorificarte este y el resto de mis días,
Amén.
John Wesley