Padre celestial, en esta temporada navideña, ruego que no se pierda el verdadero significado de la Navidad, y que este año la hermosa verdad que recibieron los pastores y que cantaron los ángeles se convierta en una realidad en los corazones y en la vida de muchas personas.
Mientras nos preparamos para esta hermosa temporada del año y para toda la alegría que trae consigo, ayúdanos a no olvidar que Cristo nació con un propósito. Y mientras compartimos nuestros dones, haznos recordar el maravilloso don de gracia que fue enviado al mundo hace 2000 años.
Mientras escuchamos la lectura de las Sagradas Escrituras y nos regocijamos ante la buena noticia que se proclamó aquella noche santa, no hemos de olvidar agradecerte por Tu don de gracia a través de la Persona de Jesucristo, pues sabemos que fue enviado a la tierra para que, al creer en Él, pudiéramos ir al cielo.
Gracias, Padre, porque en Cristo hiciste todos los preparativos correctos y necesarios para que los pecadores se justificaran a través de la muerte y resurrección del Señor Jesús, al haberlo enviado en el tiempo señalado para que naciera en una raza de pecadores.
Prepara nuestros corazones para nuestro futuro hogar celestial, pues sabemos que nuestra ciudadanía está en el cielo, y durante este período navideño déjanos reflexionar sobre la maravillosa verdad de que Jesucristo nació en el mundo para salvar a los pecadores como yo, por lo cual alabo Tu santo nombre. En nombre de Jesús,
Amén.