Dios misericordioso y Padre celestial, qué alegría y privilegio ser llamado Tu hijo. Anhelo que Tu Espíritu obre en lo profundo de mi corazón, para así poder crecer en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo.
Ruego humildemente que intensifiques mi deseo de conocerte mejor y de amarte más. Te pido que me sigas brindando la gracia y la fortaleza para permanecer en Tu amor, de manera de poder manifestar cada vez más la belleza de Jesús en mi vida.
Que mi vida y todo lo que diga y haga Te honren y me acerquen cada vez más a Tu corazón de amor. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.