Padre celestial, gracias porque soy Tu hijo comprado por sangre, y porque nada puede arrebatarme de Tu mano, pues eres mi Salvador y he sido trasladado del reino de las tinieblas al reino de Tu querido hijo, Que es la luz del mundo. Gracias, pues mis pecados han sido perdonados y he sido cubierto con la propia justicia de Cristo, y gracias porque he sido bautizado en Cristo y he sido liberado de la esclavitud del pecado y de Satanás, por lo cual alabo y agradezco Tu santo nombre.
Sin embargo, Señor, también sé que Satanás es un león rugiente que acecha y busca a quién devorar y, Señor, sé que realmente es el príncipe malvado de las tinieblas, que se deleita en disfrazarse como ángel de la luz e intenta engañar a muchas personas. Señor, también entiendo que Él intenta destruir la fe de muchos y engañar a los demás mediante enseñanzas y doctrinas falsas de demonios mientras siembra semillas de engaño, perturbación y maldad en los corazones y en la vida de muchos. Sin embargo, Padre, Te doy gracias porque el que está en mí es más poderoso que el que está en el mundo. Gracias, pues a través de la sangre de Cristo Él es un enemigo derrotado. Sin embargo, Señor, ruego que me protejas a mí y a mis seres queridos de Sus dardos de fuego y ataques malvados. Permíteme resistir a Él y a todas Sus tácticas engañosas, y hazme caminar en espíritu y en verdad, cubierto con la sangre de Jesús mi Salvador, y protégeme a través de Él, en Cuyo nombre oro,
Amén.