Señor, gracias por haberme hecho parte de Tu familia y por haberme enseñado Quién eres. Gracias, pues me buscaste y me salvaste. Gracias por haber puesto Tu estandarte de amor sobre mí, y gracias por las numerosas bendiciones y oportunidades que me has dado en la vida.
Acompáñame, Señor, mientras enfrento un futuro desconocido. Enséñame más sobre Ti y dame la oportunidad de servirte en esta vida, en cualquier obra o lugar al que me llames.
Ruego que me orientes y me guíes hacia toda la verdad y, mientras enfrento todos mis mañanas, Señor, quiero pedirte que me enseñes más sobre Ti. Ruego poder conocer más sobre Ti, para así conocer a Cristo. Esta fue la oración que recitó el apóstol Pablo al final de su vida y, Señor, quiero recitarla también al comienzo de mi vida.
Dame un espíritu enseñable y, a medida que se abre el futuro ante mí, no me dejes amoldarme al mundo, sino que ayúdame a aferrarme aun más a Ti. En nombre de Jesús,
Amén.