Padre celestial, cuánto Te bendigo y Te agradezco por la buena noticia que todo el pueblo recibió hace tantos años atrás a través de aquel ejército celestial y que fue motivo de gran alegría. Gracias por Jesús y por la alegría y la paz que inundan los corazones de todos los que han creído en Él, la roca de su Salvación.
La eternidad es demasiado corta para alabar y magnificar Tu glorioso nombre por toda Tu bondad y amor hacia mí, así como hacia todos aquellos sobre los cuales es invocado Tu nombre, pues Tú nos puedes llenar de alegría.
Ayúdame a compartir esta alegría de conocer a Jesús con todos los que pongas en mi senda, y ruego que en todo el mundo muchos pecadores sean salvados por la gracia y mediante la fe en la sangre que derramó Jesucristo, de manera que también puedan experimentar la alegría que está a libre disposición de todos los que creen en el evangelio de la gracia. En nombre de Jesús,
Amén.