Padre celestial, mi corazón está lleno de júbilo por el hermoso bebé que has decidido traer a nuestra familia. Alzo mi voz de alabanza ante Ti, con agradecimiento en el corazón por esta vida indefensa que me has encomendado.
Enséñame a ser una madre buena y fiel y a tomarme con seriedad las responsabilidades de la maternidad. Enséñame también a criar a mi hijo de forma que conozca al Señor Jesús, para que así mi querido bebé crezca aceptándote como su Salvador. Y Señor, a Ti que Te encantaba recibir a los niños en tus brazos, ruego que nos abras Tus brazos de amor y nos mantengas a salvo del camino del peligro, bajo la protección de Tus alas de amor.
Mientras comienza a crecer y a desarrollarse este pedacito de alegría, dame sabiduría para enseñar, educar, corregir y animar. Déjame ser justa y sabia, y brindar corrección y aliento de forma equilibrada. Ruego que guíes a nuestra pequeña familia por los caminos de la paz, y gracias, Padre celestial mío, por la maravillosa bendición que me has dado. En nombre de Jesús,
Amén.
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Cuando la mujer está para dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño haya nacido en el mundo.”