Padre celestial, mi vida se ha debilitado y pareciera desfallecer y desmoronarse, y en el fondo de mi corazón sé que se debe a que durante mucho tiempo Te he desatendido a Ti y Tus caminos. Ruego que me perdones y me lleves de vuelta una verdadera comunión contigo.
Señor, creo que has infundido en mi espíritu la necesidad de alejarme de mis caminos mundanos y volver a poner los ojos en Cristo. Creo que has instado a mi espíritu a volver a enfocar mi corazón en Ti. Señor, sé que Tu Palabra nos dice que el dolor Piadoso trae arrepentimiento, y sé que me he alejado de Ti y, Señor, en el fondo de mi corazón me arrepiento. De verdad deseo alejarme de los caminos en los que llevo tanto tiempo atrapado y volver a Ti. Gracias porque, a pesar de que he sido infiel, Tú has permanecido fiel.
Ruego que me lleves a los pies de la cruz. Necesito entregarte las riendas de mi vida. Llevo mucho tiempo intentando hacer las cosas a mi manera, y me doy cuenta de que solo en Ti se halla la paz verdadera. Sin embargo, Señor, soy débil y no quiero volver a huir lejos de Ti, por lo que Te pido que me acerques cada día a Ti y hagas brotar en mi corazón un deseo ferviente por Ti, el deseo de cumplir Tu Palabra y el deseo de reunirme contigo en comunión y oración. Señor, confieso que sin Ti nada puedo hacer. Ruego que me hagas experimentar el quebrantamiento espiritual, para así nunca volver a alejarme de Tus brazos amorosos. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.