Querido Padre Celestial, es con profunda tristeza que he presenciado la rebeldía cada vez mayor de mi querida hija adolescente, y siento un dolor tan intenso en mi corazón que a veces me siento paralizada de la impotencia y la tristeza.
Señor, Tú sabes bien que el mundo y la carne pueden influenciar fácil e insidiosamente a los jóvenes y que pueden capturar los corazones y las mentes de la juventud de hoy en día, y a mi angustia solo la supera mi incapacidad de ayudar a la hija que nos diste, a quien amo mucho, pero que lleva demasiado tiempo sumida en la desobediencia y en la rebeldía.
Perdóname por no haber reconocido ni abordado antes el problema y, Señor, perdóname porque no eduqué a mi hija de la mejor manera posible, y Te pido que incluso ahora le ayudes a desarrollar una mentalidad bíblica y un carácter maduro y piadoso. No obstante, sé que eres un Dios que se preocupa de cada uno de Sus hijos, y ahora pongo la vida de mi hija ante Ti, y Te pido que me ayudes a corregir mis errores de crianza y nos ayudes a arreglar nuestra relación fragmentada. Ruego que sanes nuestros corazones heridos y nos acerques a través del vínculo de la paz y del amor.
Padre, ruego que, sin importar lo que haga falta, me conviertas en la madre que Tú quieres que sea, para así, con Tu fortaleza, poder restaurar nuestra relación. Y Señor, también ruego que, sin importar lo que haga falta, abordes la rebeldía de mi hija contra la autoridad y su desinterés en la espiritualidad. Dejo mi vida y el futuro de mi hija en Tus manos, y confío en que harás una buena obra en ambas, para Tu gloria y alabanza. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.