Señor, oro por nuestra nación y Te pido que tengas piedad y misericordia de nosotros. Perdónanos por haberte dado la espalda de tantas formas, y vuelve a juntarnos como un pueblo que busca tomar los caminos de la justicia y la paz.
Manten nuestra tierra libre de guerras y agresiones, de vientos y terremotos, de miedo y confusión, y de otras cosas que puedan provocar dolor, temor y confusión. Déjanos volvernos a Ti como nación e invocarte en el día de la destrucción.
Mantente cerca de todos nuestros líderes y gobernantes, y dales sabiduría y discernimiento para gobernar esta nación. Que las decisiones que tomen sean sabias, y Señor, ruego que nuestra nación acuda a Ti en busca de Tu sabiduría y Tu fortaleza.
Acompaña a todos los que son oprimidos y pisoteados y, sobre todo, a los que no Te reconocen como su Salvador. Que muchos de mis compatriotas lleguen a reconocerte como su Salvador. Ruego que algún día se predique el evangelio de costa a costa en esta tierra, de manera abierta y honrada. No dejes que pongamos en peligro Tu palabra de verdad. Devuélvele a esta nación el júbilo de Tu salvación y haz que muchos alcancen la fe en el Señor Jesús como su Salvador. Ruego en Su nombre,
Amén.