Padre celestial amado, gracias porque enviaste a Jesús para que sanara a los enfermos, tanto a los enfermos de cuerpo como a los enfermos de alma. Gracias porque, a través de Su muerte y resurrección, Jesús derribó el poder del pecado y de la enfermedad, de la muerte y del infierno, y cuánto Te alabo y Te agradezco por Tu amor y profunda compasión hacia todos nosotros, que estábamos muertos en las transgresiones y en el pecado y habíamos perdidos las esperanzas en el mundo.
Gracias porque Jesús es nuestro eterno Salvador y nuestro grandioso Médico, y porque vino a cargar todas nuestras enfermedades, aflicciones, sufrimiento y dolor.
Ruego que me visites en mi enfermedad, me alivies y me liberes de esta enfermedad que agota mis fuerzas y que me causa profundo malestar y dolor. Señor, creo que Tu poder de antaño se renueva siempre y que estás dispuesto y eres capaz de sanarme.
Concédeme la gracia y la paciencia para esperar Tu momento, pues sé que Tu fortaleza se perfecciona en mi debilidad. Ruego que me toques, me hagas recuperar mi salud por completo y alimentes mi corazón con Tu amor, para así poder acercarme cada día más a Ti. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.