Señor, ayúdame a comprender con mayor profundidad la razón de las pruebas y tribulaciones inevitables que bombardean la vida de las personas, sobre todo de aquellos que son Tus hijos, a quienes les cuesta comprender por qué su Padre que está en los cielos pareciera haber hecho oídos sordos a sus constantes súplicas por ayuda. Y a pesar de eso, Padre, mientras reflexiono sobre todo lo que el Señor Jesús hizo por mí y sobre cómo descendiste a ayudarme cuando estaba muerto en mis transgresiones y pecados, me sacaste del lodo cenagoso y me vestiste de la justicia de Cristo, puedo ver Tu paciencia y gracia hacia mí, lo que me hace sorprenderme muchísimo, ya que dedicaste tiempo y esfuerzo con una persona como yo, que no es digna de desatar las correas de Tu calzado.
Señor, ruego que dirijas mi corazón para así ver cada vez más Tu amor hacia mí y la perseverancia bondadosa de Cristo, ya que vivió una vida perfecta para convertirse en el sacrificio inmaculado y así pagar el precio de mis pecados. Gracias porque a pesar de las veces en que no he prestado atención a las gentiles ordenanzas del Espíritu Santo en mi vida, he llegado a un punto muerto que yo mismo he elegido y he fracasado una y otra vez para aprender las lecciones que me has enseñado, Tú siempre has estado allí para levantarme. Gracias por Tu paciencia bondadosa hacia mí cuando he dudado de Tu palabra o me he quejado mucho sobre mi vida, y gracias, Padre, por mantenerte fiel a mí cuando Te he sido infiel, pues debo haber apagado o acongojado la obra del Espíritu Santo en mi vida.
Padre, tras llevar mucho tiempo reflexionando sobre Tu paciencia bondadosa hacia mí, comienzo a comprender cada vez más la razón de aquellas pruebas y tribulaciones inevitables que bombardean la vida de Tus hijos. Es así para que podamos crecer en la gracia y el conocimiento de Ti. Señor, ayúdame a verte en las dificultades de la vida y a intentar perseverar durante cada prueba que enfrente, para así poder comprender todo lo que quieres que aprenda. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.