Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus bondadosos beneficios, pues Él es el médico divino y puede tocar cada parte de nuestras vidas con Su amor redentor. Señor, vivimos en un mundo caído, y cada uno de nosotros necesita de muchas formas Tu toque sanador en nuestras vidas, pues no estamos libres de los estragos del pecado y no somos inmunes a la enfermedad y al sufrimiento; por lo tanto, hoy he venido a Ti a rogar que Tu toque sanador se pose sobre cada ámbito de nuestras vidas.
Señor, sé que la enfermedad, el sufrimiento, el dolor y la muerte son una realidad en la vida, pues en este mundo tendremos tribulaciones; sin embargo, una vida que se entrega a Ti es capaz de darte gracias en todo, sabiendo que Tú eres capaz y estás dispuesto a acompañarnos y a sostenernos en cada ámbito de la vida, porque Tu gracia basta en cualquier situación.
Señor, creo que esto es cierto, pues Tu Palabra es fiel y verdadera. También creo que eres capaz de sanar todo tipo de enfermedades y dolencias; por lo tanto, ruego que Tu toque sanador se pose sobre cada ámbito de mi vida, así como en la vida de todos mis seres queridos, en cuerpo, en alma y en espíritu. Pero Señor, también sé que a menudo permites de una forma maravillosa que la enfermedad y el sufrimiento nos acerquen aun más a Ti.
Señor, Te doy mi vida y Te entrego todo, pues deseo la sanación total y completa, la clase de sanación que Te glorifica. Gracias porque soy Tu hijo y Tú eres el grandioso y poderoso médico. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus bondadosos beneficios, pues Él perdona todas mis iniquidades, sana todas mis enfermedades, ha redimido mi vida del abismo, y me ha coronado con benevolencia y bondad. Gracias, Padre, en nombre de Jesús,
Amén.