Querido Señor Jesús, eres el Dios inmortal, invisible, omnipotente y omnisciente, y eres digno de toda la alabanza y la adoración. Todas las cosas en Ti existen y subsisten, y no hay nada oculto a Tu vista. Me has hecho parte de Tu familia, me has cubierto con Tu manto de justicia y me has concedido las inescrutables riquezas de Tu maravillosa gracia, por lo cual alabo y agradezco Tu santo nombre.
Señor, nos dijiste que la vida se trata de conocerte cada vez más y de lograr un conocimiento y un entendimiento más profundos e íntimos sobre Ti hora tras hora y, Señor, Te pido que, con Tu gracia, me ayudes a comprenderte con mayor profundidad.
Dios absoluto y omnisciente, no hay Nada oculto a tu vista. Desde el comienzo, en Ti existió todo el conocimiento, ¡y Tu conocimiento seguirá resplandeciendo para siempre! Alabado sea Tu santo nombre.
Amén.