Señor, ayúdame a animar a los demás de la misma forma en que Tú tanto me has animado a lo largo del camino. Ha habido tiempos de agotamiento y tiempos de temor, y a veces he sentido que estoy listo para darme por vencido, pero siempre en el momento oportuno ha habido una breve nota, una simple llamada o un pequeño gesto de Tu amor por mí, que me has enviado a través de las numerosas personas que bondadosamente has puesto en mi vida.
Gracias también, Señor, pues eres nuestro Dios del ánimo, y porque Tu Espíritu Santo habita en nosotros para ayudarnos y consolarnos en nuestro momento de necesidad. Enséñame Tu camino y Tu voluntad, y ayúdame siempre a escuchar las gentiles ordenanzas del Espíritu del Consuelo dentro de mi corazón, para así no desaprovechar la oportunidad de ser ministro de Tu ánimo ante los demás en su momento de necesidad.
Oh Señor, anhelo cada vez más inhalarte en lo profundo de mi ser y colmarme de Tu amor y gracia, de manera de estar preparado para exhalar Tu amor, júbilo, ayuda, apoyo y ánimo a todos aquellos con los que tenga contacto.
Enséñame, Señor, la mejor manera de poder dar ánimo a los demás, y que la vida lleve a los demás hacia Ti y nunca hacia mí. Que yo mengüe mientras Tú creces cada vez más en mi vida. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.