Amante Señor, Te damos gracias por haber decidido ponernos en este pequeño rincón de Tu vasto mundo para ser ministros Tuyos y de aquellos que elijas poner en nuestra senda. Déjanos ser siervos fieles mientras compartimos la buena noticia del glorioso evangelio de Cristo y ser testigos de la maravillosa gracia en la cual hemos sido salvados.
Gracias por las semillas del evangelio de la gracia que han crecido silenciosamente a lo largo de los siglos. Gracias, pues hemos pasado a ser parte de la grandiosa familia de Dios y nos hemos vuelto parte del cuerpo creciente de Cristo, apartado para el evangelio, mediante la fe el Él.
Gracias por la buena obra de gracia que has comenzado en nuestras vidas y en la de todos los que hemos sido llamados a ministrar. Mantennos humildes frente a Ti y no nos dejes caer en una actitud de soberbia exagerada, sino que déjanos mantener los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe y ministerio.
Señor, rogamos que el Señor Jesús se regocije en todo lo que hagamos, y poder someternos a la orientación del Espíritu Santo en todo lo que emprendamos. Abre las puertas ministeriales, según Te parezca, para que así podamos derramar más de Tu gracia salvadora y santificante en los necesitados. Déjanos seguir creciendo en la gracia y la sabiduría, y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y que todo lo que digamos y hagamos lleve a los demás hacia Jesús, para que Su nombre sea glorificado en todo lo que decimos y hacemos.
Rogamos en nombre de Jesús,
Amén.