Querido Señor, gracias por mi nueva vida en Cristo y por todos los privilegios que en Él tengo. Gracias porque eres mi Padre. Gracias porque he sido aceptado en el Amado. Gracias porque mi ciudadanía está en el cielo, y porque mi vida eterna está garantizada eternamente a través de la gloriosa muerte y resurrección de mi Señor y Salvador Jesucristo.
Ayúdame, Padre, a mantener mi enfoque espiritual en Ti, pues sé que a menudo me doy cuenta de que mis pensamientos se desvían de Ti debido a las atracciones de este mundo, mientras que otras veces me cuestiono todo lo que ocurre en el mundo y me pregunto por qué hay tantas situaciones angustiantes y dificultades desgarradoras que las personas inevitablemente deben enfrentar. Ayúdame a no perder mi enfoque espiritual en Ti, pues sé que tienes una perspectiva eterna y que Tus planes y propósitos se encaminan hacia su culminación gloriosa.
Manten mi corazón lejos de afanes mundanos, y también ayúdame a no desalentarme ni preocuparme al enterarme de los problemas y del dolor de los demás, aunque se me parta el corazón. Sé que en Tu mano están nuestros años y que has prometido corregir todas las transgresiones en Tu momento y a Tu manera. En lugar de eso, ayúdame a compartir la verdad del evangelio con los que pongas en mi senda, y hazme ensalzar el nombre de Jesús no solo en lo digo, sino en mi forma de vivir. Ruego en nombre de Jesús,
Amén.