Querido Señor Jesús, gracias porque moriste por mí en la cruz. Gracias porque ofreciste Tu vida inmaculada como sacrificio por mis pecados, y gracias, Señor, porque Te despojaste de Tu gloria celestial y viniste a la tierra hecho Hombre, para vivir una vida perfecta y así dar aquella vida perfecta en rescate de muchos, y para pagar el precio de mis pecados y los del mundo entero.
Señor, a veces me doy cuenta de que me he familiarizado demasiado con la historia del Viernes Santo y de la mañana de Pascua sin tomarme en serio el profundo significado de la cruz, sin asimilar por completo lo que debe haber significado para el Padre haber enviado a Su Hijo unigénito para que muriera en una cruz por una raza rebelde de pecadores caídos, y lo que debe haber significado para Ti, Señor Jesús, haber sido despreciado y rechazado por aquellos que creaste y haber sido humillado y clavado a una cruz, en medio de las burlas y blasfemias de los hombres en contra de Aquel Que con amor había venido a rescatarlos de la separación eterna del Padre.
Ruego que me permitas comprender de manera más profunda y completa el costo que significó para la Deidad aquella cruz de la crueldad del Gólgota, para que así los pecadores como yo pudiéramos ser salvados por la gracia y mediante la fe. Ruego que me des una nueva perspectiva de la cruz que nunca haya comprendido antes y hagas brotar en mí un asombro piadoso y una admiración reverencial por todo lo que debería significar la cruz para mí, un pecador que ha sido salvado por la gracia y mediante la fe en Cristo. En nombre de Jesús,
Amén.